Hoy se posesionaron los alcaldes y
gobernadores de Colombia; la del alcalde de Medellín fue una de las más
llamativas, tan cerca lo tuve para apreciar el evento y tan lejano a la vez,
pero aun lo sigo meditando.
Mientras se posesionaba parecía un acto
sencillo a lo lejos, pero mientras el pueblo raso caminaba e iba a ver los
alumbrados al Parque Norte, sin inmutarse que en la cuadra que se había cerrado
donde se estacionaban las chivas rumberas,
llenas de alegría, alegoría lejana de aquellos bailes que se armaban en
las casas de Papá y Mamá, alegría de la vida nocturna que en los años 80 y 90
se cortó con la masacre, quedando de esos gloriosos tiempos, de ese centro
elegante y pujante que juniniaba, sólo la chiva para bailar los clásicos
inolvidables, recordando ese ancestro paisa de esa Antioquia montañera, del desp
Mientras el alcalde se posesionaba con todo
el glamur, rodeado de gente encachacada, entaconada, con banquete, con ramos de
hortensias blancas en sus manos al son
de la orquesta, con vigilancia por todos los lados, policiales, caravanas de
cientos de carros lujosos blindados, con vidrios oscuros, dándole la vuelta a
la manzana, y con vigilancia desde Metro Plus Universidad; sirviendo el Centro Comercial Aventura para guardar los
carros de los selectos invitados que ingresaban al evento descendiendo por los
frescos jardines del Edificio Ruta N, sinónimo de Innovación, y en cuyas
proximidades hace menos de un mes, aproximadamente a las 2:30 de la mañana, un grupo
de estudiantes de la Universidad de Antioquia que hacían una protesta contra el
mal gobierno y el asesinato de líderes cívicos, fueron embestidos a la
mansalva, mientras estaban acostados en la calle por un grupo voluminoso de
motorizados del ESMAD que disparaban a diestra y siniestra, evento éste que se
repitió en varias ocasiones durante los
días que se llevó a cabo el paro.
Al otro lado del majestuoso evento, unos cuantos negocios
abrieron al público, ni siquiera el barbero que abrió el 31 de diciembre, que no atendió a ningún cliente
y triste marcho a su hogar con su pequeño.
Y justo a
la cuadra siguiente de la pompa, superior a la de Rin Rin
Renacuajo, el habitante de calle que
colocaba su costalito y luego sacaba su
cobija diminuta de cuadros rojos y azules para dormir, era amenazado por los
habitan el segundo piso, los mismos que
el 31 de diciembre comieron manjar y se emparrandaron hasta la madrugada; como el hombre seguía acostado pegado al muro
de la acera, le echaron quien le amenazara, un joven en bicicleta lo
increpó; el pobre hombre recogió su
cobija, su costal, los empacó y partió
mientras se sobaba su cabeza; con paso lento doblaba la cuadra, mientras el
nuevo alcalde pronunciaba el discurso: …nos separan los odios, somos de los países más inequitativos.
Pero este alcalde con su caravana y
custodiado, recorrió a pie el mismo trayecto que hizo desde su barrio hasta la
universidad de Antioquia, donde estudió; la esperanza es que en ese recorrido
pudo ver demasiada pobreza y dolor,
Moravia, y debió pensar en soluciones, pero ¿Cómo cambiar una ciudad cuya
economía colapsó desde los años 80, cuando el narcotráfico llenó el vacío de
cientos de personas con hambre y desempleadas, por algo a Pablo Escobar se le
llamó el Patrón, y pudo llegar al alma de los sufridos y
desamparados por el estado?
¿Cómo gobernar una ciudad con
paramilitares, donde muchos pobladores sobreviven por el micrográfico porque no
hay empleo?
¿Cómo gobernar una ciudad llena de
desigualdad, miedo, desconfianza, desempleo, que aún no cicatriza por la
masacre de los jóvenes de los barrios populares de los años 70, 80, 90, y que aún son asesinada en los barrios más
pobres, como en la Comuna 13, mientras el gobierno se cruza de brazos y
dice que son retaliaciones de grupos al margen de la ley, en tanto cobran la
vida de su juventud desolada, abandonada y enferma?
¿Cómo creer en los discursos políticos
cargados de promesas que incumplen antes de salir del mandato, como el caso del alcalde de Envigado (tres
exmandatarios están en prisión), que el
31 de diciembre en la madrugada de 2019 permitió que se cortasen árboles sanos,
referentes de ciudad, llenos de historia y vida?
¿Cómo creer en la voz de un hombre que
representa cientos de almas que mañana no tendrán que comer, dado que apenas sobreviven de una economía
informal, vendiendo confites algunos, o cachivaches viejos como en el viaducto
de la estación Prado; en ocasiones no consiguen el pasaje para trepar en buseta
a la casucha en la empinada ladera que en invierno corre el riesgo de
deslizarse y quedar sepultada?
Quería hacer un poema de una nenita que
esperaba de traído del Niño Dios, el regreso de su madre asesinada por ser
líder cívica, como los cientos de líderes cívicos que se ha llevado el gobierno
actual, como lo ocurrido en el mandato de
Barco entre el 86 y el 90, en el
que fueron asesinados sociólogos, docentes, intelectuales, por acusarlos de guerrilleros, y mírese en lo que terminé, pero quien no
escribe lo que acontece, deja borrar la
huella de una historia que explica y explicará lo que está pasando en esta
Medellín cuya historia orbita en torno al desplazamiento forzado, violencias,
desigualdades e injusticia, y si se
ríe, se hace como antídoto para
sobrevivir.
Desde el balcón a la 1 y 59 am. se puede
apreciar el mobiliario utilizado para el festejo muy bien custodiado, y cerca
muy cerca, en la áspera acera los
habitantes de calle replegados sobre su pecho, esquivándole al frío de la
madrugada que cruje en los huesos;
Centro Día es un programa para pocos habitantes de calle, la mayoría de
ellos con problemas físicos o mentales, secuelas de una guerra donde no hubo
escudo para protegerse del saetazo.