martes, 7 de enero de 2020

Reseñas 3 y 4 “Wittgenstein y la acción: posibles desarrollos de la práctica social y política” y “El estudio del discurso”



Si nuestros noticieros se silenciaran,  se evitarían más muertes que las ocurridos en las dos guerras mundiales;  sus palabras tomando partido y sembrando odio, acompañadas de escenas escalofriantes, han diezmado la humanidad, la han dividido, y en harás del derecho a mantenernos informados,  han sumido a la Comunidad Internacional al borde del suicidio colectivo, con paranoias de las que no se han recuperado, cuando ya la están sometiendo  con sus tóxicos mensajes,  en las peores depresiones.

En ocasiones el enemigo esta dentro del hogar, es ese artefacto electrónico que me permite comunicarme y que me comuniquen en minuto lo que ocurre en el mundo, pero siempre cargado del subjetivismo de quien brinda el mensaje.

Todo lo anterior, unido a las redes sociales que atrapan al ser humano como inocente pez o abeja que se ahoga en el vaso de agua dulzona.  Lo privado ha sido devorado por lo público y el delirante mundo de las masas.


Ya el hombre no saca un minuto para mirar los cielos, para caminar y desperezarse,  porque es manejado por el diminuto celular, es la gran gloria del consumismo en masa y el control mental ejercido por el pulpo capitalista.



Si el hombre primitivo hubiese tenido acceso a la tecnología en comunicaciones que tenemos en el mundo moderno, probablemente su comunidad se hubiese depredado antes del paleolítico.


El texto pretende mostrar la importancia de la obra de Wittgenstein para las filosofías de la acción y para la misma filosofía política, partiendo de la idea de comunidad lingüística, asociación, formas de vida, seguimiento de reglas y discurso. Aunque Wittgenstein no teorizó sobre lo polí­tico, su obra presenta un gran alcance filosófico, como “revolucionario lingüístico “de la filosofía y el supresor de la metafísica,  su obra es una filosofía que conduce al lenguaje. El estudio del lenguaje no es un sustituto sino un método para llegar al conocimiento de la realidad. El mundo es todo lo que ocurre, el hecho; es la existencia de estados de cosas. El estado de cosas es una combinación de objetos (asuntos, cosas). Los objetos forman la sustancia del mundo.

“De tal modo, este capítulo pretende mostrar la importancia de la obra de Wittgenstein para las filosofías de la acción y para la misma filosofía política, partiendo de la idea de comunidad lingüística, asociación, formas de vida, seguimiento de reglas y discurso. En líneas finales, se plantearán en este texto los trabajos emprendidos por Brandom (2005) y Mouffe (2003, 2011, 2014) para intentar ver los posibles alcances y desarrollos del autor austriaco a la hora de repensar o señalar, en palabras de Mouffe, una nueva manera de teorizar acerca de lo político.”(Santamaría, 2016, pág.30).

De entrada el autor recaba como en el artículo se plantará una nueva manera de teorizar lo político desde la comunidad lingüística misma, la asociación, su forma de vida, el seguimiento de su discurso y sus reglas.

Wittgenstein concibe el lenguaje como prácticas que se desarrollan a partir de acuerdos y que se van volviendo instituciones, de este modo,  son muchos los universos lingüísticos que se definen dentro de prácticas y acuerdos, dentro de parecidos de familia. Prácticas y acuerdos que no son más que las “formas de vida” que puede tener una comunidad hablante. Los juegos de lenguaje se aprenden mediante la práctica de estos, así las confusiones solo aparecen “cuando el lenguaje marcha en el vacío, no cuando trabaja… nos permite participar de una comunidad lingüística de practicantes, practi­cantes que finalmente son los que determinan los criterios de conveniencia o no de tal práctica. Criterios, como pueden ser los de correcto/incorrecto, de válido/inválido o aceptable/inaceptable. Wittgenstein, desde estos criterios, propone una concepción del lenguaje basado no en condiciones de verdad, sino en condiciones de aseverabilidad o en condiciones de justificación; estos nuevos criterios nada tienen que ver con el modelo clásico de verificación”. -”(Santamaría, 2016, págs.30-31).

La concepción del lenguaje del segundo Wittgenstein puede resumirse en tres tesis fundamentales: El significado de las palabras y de las proposiciones es su uso en el lenguaje,  los usos se configuran en los juegos del lenguaje,  los juegos del lenguaje no comparten una esencia común sino que mantienen; la descripción es necesaria para entender el fenómeno, es una manera de explicitar el lenguaje, su significante y significado.

El lenguaje según  Wittgenstein parte de acuerdos entre los hombres que se van institucionalizando, que se van haciendo parte de la cotidianidad para nombrar, para significar, cuando el lenguaje trabaja, va construyendo sentidos, convivencia, asociaciones, allí el lenguaje cobra sentido,  ya no desde condiciones de verdad sino en las condiciones de justificación y  aseverabilidad, es así,  como las prácticas sociales son las que la dan vida a una comunidad lingüística. Según Wittgenstein donde acaba el sentido, acaba la capacidad de pensar; no se puede pensar lo que no tiene sentido o lo que no está lingüísticamente conformado.

“Para Wittgenstein, el significado de un nombre, de una palabra, de una proposición, de una oración, depende de su uso en cierto universo lin­güístico, no de su referente; bajo esta idea,  todas las palabras hacen parte de la gran familia del lenguaje, donde tienen usos diferentes dentro del entramado lingüístico que se desarrollan… pensar el lenguaje como una caja de herramientas que contiene tenazas, martillo, sierra, destornillador, regla, pegante, clavos y tornillos, ya que tan diversas como las funciones de estos objetos son las funciones de las palabras (Wittgenstein, 1998, I, § 11, p. 27). Dentro de esta gran familia del lenguaje, las palabras u oraciones funcionan de varias maneras posibles, dependen de la situación o el contexto en el que se pronuncien o se escriban, como dice Wittgenstein, puesto que nombrar es una preparación para describir.”. (Santamaría, 2016, pág.31).

El autor recaba sobre la importancia de los criterios de aceptabilidad y la capacidad de describir las situaciones, cosas o eventos para entenderlos, buscando su significatividad en  la “función” que desempeñan dentro de un universo lingüístico, entendiendo que su significatividad,  depende de la “función” que desempeñan dentro de un universo lingüístico; con el lenguaje se puede establecer un universo, un mundo infinito de significados, no entendiendo el significado como lo asimilamos o interpretamos nosotros cotidianamente, sino de acuerdo al significado que le da el que está inmerso en un discurso, diálogo o conversación, porque en ellos juegan un papel importante cada uno de los componentes del lenguaje, veamos:

La fonología como parte de éste,  que  involucra las reglas de estructura y secuencia de los sonidos de nuestro idioma. La semántica  que no es otra cosa, que el vocabulario y los conceptos que este representa por medio de palabras. La gramática que son las reglas por medio de las cuales se forman las oraciones.  La morfología, la cual se ocupa del uso de marcadores gramaticales que indican tiempo, voz pasiva o activa entre otros, y finalmente una que es trascendental para entender el lenguaje, la pragmática, que son  las reglas para el uso apropiado y efectivo de la comunicación.

“… el papel que desempeñan nuestras prácticas será hacer explícito lo implícito, porque en el lenguaje encontramos lo que nosotros mis­mos hemos introducido en él mediante nuestras prácticas por ser “miembros de una comunidad”: acción y explicitación. Este encuentro, entre la acción misma y el hacer, explicita dichas prácticas, no son simplemente palabras, con ellas hacemos mundos, pues nos definimos “como criaturas goberna­das por normas, en contraste con criaturas que siguen reglas puramente naturales, por actitudes normativas que mostramos, unas actitudes con las cuales expresamos que comprendemos o concebimos en la práctica nuestra, conductas gobernadas por normas” (Brandom, 2005, p. 79). Las prácticas discursivas, como afirma Brandom, incorporan cosas reales. Lo implícito no es más que la introducción de prácticas como el arte, la religión, el amor, la amistad, la educación y la política, es decir, cultura.” (Santamaría, 2016, pág.42).

La realidad en una construcción social significativa. Se le construye cuando participamos de ella en los diferentes roles o juegos aceptados. Hay una estrecha e innegociable relación entre lenguaje y acción, las palabras son actos y hacemos cosas con palabras; si esto es así, lenguaje y política están estrechamente unidos.

Esas prácticas constituyen formas específicas de individualidad e identidad que hacen posible la confianza en los procedimientos. Los proce­dimientos se pueden seguir y pueden ser aceptados debido a que se hallan inscritos en formas compartidas de vida y en acuerdos sobre juicios. No pueden considerarse como reglas creadas sobre la base de principios y luego aplicados a cada caso específico.

El profesor Santamaría recalca en su texto, la importancia de hacer explícito lo implícito, dado que detrás de cada palabra hay una intencionalidad que es la que hay que entrar a decodificar, ¿qué es lo que quieres decir cuando dices, afirma, aseveras, argumentas o preguntas esto? ubicándonos allí,  ya estamos haciendo un acto de explicitación del lenguaje.

No hay que olvidar  que todo lo que se hace socialmente,  se realiza mediante el lenguaje; planteado en términos más precisos, y parafraseando a Van Dijk, la comunicación se lleva a cabo en forma de enunciados, tanto orales como escritos, concretos y singulares que pertenecen indistintamente a los participantes de una u otra esfera de la praxis.  

Para explicitar el lenguaje resulta necesario entenderlo como parte constitutiva de modelos mentales subjetivos, esto es, modelos contextuales de los participantes del evento comunicativo, permite su comprensión, descripción de manera exhaustiva de las complejas estructuras cognitivas que tienen una influencia contextual sobre el discurso. Es así como la lógica de los estudios del discurso y la conversación debe ser evaluada en términos de las funciones sociales, políticas y culturales que cumple el discurso en la sociedad.

Cerrando su análisis el autor  va concluyendo sobre la importancia en wittgenstein de seguir las reglas de la comunidad lingüística:

“Hablar un lenguaje es participar de un universo lin­güístico, es decir, es tomar parte de una práctica humana gobernada por reglas… cuan­do aprendemos un lenguaje, no solo aprendemos una técnica, sino todo un complejo y entramado conjunto de técnicas… Para Wittgenstein solo es posible seguir una regla siendo miembro de una comunidad lingüística que de igual modo siga reglas. La obligación de discernir en el uso de locuciones a qué se debe que expresen diversas clases de contenidos impone que el concepto determi­nante que articula la relación entre los componentes pragmáticos y semánti­cos sea el de hacer explícito lo implícito. Lo implícito no es más que la introducción de prácticas como el arte, la religión, el amor, la amistad, la educación y la política, es decir, cultura.” (Santamaría, 2016, pág.39-42).

Bibliografía:

F. Santamaría, “Wittgenstein y la acción: posibles desarrollos de la práctica social y política”, en: El filósofo y el político: autores contemporáneos, P. Cardona-Retrepo, F. Santamaría Velasco, A. Arbelaez, UPB, 2016.



RESEÑA  #4


Teun van Dijk, a pesar de haber iniciado su vida académica en la lingüística y más particularmente en el área de la gramática, ha ido desarrollando durante su trayectoria académica la idea de que no podemos elucidar los misterios del discurso mediante su análisis puramente estructural. Más bien, con el tiempo ha ido explorando en los campos de la psicología y la sociología para poder encontrar una forma que dé cuenta del "discurso vivo", principalmente en el texto y el habla,  y así,  poder observar las mutuas influencias que ejercen entre sí, el lenguaje y la sociedad.

El problema que preocupa a Teun Van Dijk es relación en la forma en que se ha tratado el discurso, es que si bien la Pragmática sería una aproximación adecuada para su estudio, ella ha sido una cuestión más bien filosófica y lingüística, en que los actos de habla han sido considerados en términos más bien teóricos. Sin embargo, Van Dijk considera que la producción, comprensión y efectos de los actos de habla en la comunicación debieran ser estudiados desde una perspectiva más empírica.

En su texto “El estudio del discurso”, Ten Van Dijk " trata de entender ¿Qué es exactamente el discurso?", acogiendo varios aspectos del lenguaje y el discurso entre ellos: del sentido común a la teoría, texto y conversación, ambigüedad del término "discurso",  delimitación de los discursos, descripción teórica, el discurso como estructura verbal, el sonido, la vista y el cuerpo,  orden y forma, sentido, estilo, retórica, esquemas, el discurso como acción e interacción en la sociedad, actos de habla, la conversación como interacción, estructuras abstractas y uso concreto del lenguaje, cognición, discurso y sociedad, género, filiación étnica, cultura, análisis social del discurso, análisis crítico del discurso, tipos de estudios del discurso, el surgimiento de los estudios del discurso, etnografía, gramática del discurso, sociolingüística y pragmática, etnometodología, psicología cognitiva, psicología social y psicología discursiva, estudios de la comunicación, otras disciplinas, diversidad e integración, los principios del análisis del discurso.

“El texto y la conversación son partes centrales y constitutivas del proceso político. En lugar de un análisis detallado del discurso político, existe en cambio una rica tradición de estudio de la comunicación y la retórica en la política, tradición que se remonta por lo menos a la retórica de Aristóteles y otros autores de la retórica clásica.” (Van Dijk, 2000, pág. 56).

Se hace política desde el lenguaje, debe ser un lenguaje, ellos son relatos de legitimación, los lenguajes son historia que ha recorrido los senderos de la cronología desde el primer Homo Sapiens hablante, pasando por la retórica clásica griega,  hasta los lenguajes de las guerras mundiales, e inclusive acompañando la crisis actual de los sistemas políticos democráticos latinoamericanos.

El autor plantea en su análisis que “No existen muchas disciplinas que brinden un enfoque tan amplio del lenguaje humano, la cognición, la comunicación y la interacción, y a la vez multidisciplinario, multicultural y socialmente relevante. Tampoco hay muchas disciplinas que permitan estudiar los pequeños detalles significativos de la conversación y del texto y a la vez investigar los fascinantes procesos y representaciones de la mente social, así como indagar en los temas y problemas políticos y sociales fundamentales de la época actual. Pocas disciplinas ofrecen tantas oportunidades de combinar la precisión formal con vastos marcos explicativos que den cuenta de cómo las personas usan el lenguaje, cómo piensan e interactúan, y de esta manera realizan y reproducen sus propios grupos, sociedades y culturas.” (Van Dijk, 2000, pág. 63).

Atendiendo a esa estrechez interdisciplinaria en el estudio de del lenguaje humano el autor renuncia a dejar el lector en mitad del camino y por ello lo remite a  una serie de lecturas recomendadas con la esperanza de permitir avances en tal sentido:

“…referencias y lecturas recomendadas acerca de los diversos niveles y dimensiones del análisis del discurso: historia de los estudios del discurso, especialmente en el campo de la lingüística, diversos dominios del análisis del discurso, los estudios psicológicos, la interacción en la conversación, introducción ya clásica pero todavía muy útil a la gramática y otros aspectos lingüísticos del discurso, introducción al análisis del  discurso que se dedica especialmente a aspectos semánticos tales como el tópico, el foco, la información, la coherencia y la referencia, artículos acerca del análisis del discurso hablado, aspectos del texto escrito, como el discurso expositivo, los editoriales de los periódicos, la narrativa y el discurso académico, las conversaciones informales; asimismo, extiende el análisis de la conversación, al estudio del discurso hablado en situaciones institucionales, por ejemplo, en las entrevistas de los medios, la interacción médico-paciente, las entrevistas laborales y la interacción propia de los tribunales, estudio del discurso en su calidad de interacción y aborda los temas pertinentes: pragmática, análisis de la conversación y etnografía del habla, la ideología, el poder y la hegemonía, análisis del discurso hablado y escrito, análisis de aspectos psicológicos de la comprensión de textos, la conversación y las diferencias existentes entre el hombre y la mujer, los distintos niveles de análisis, estrategias cognitivas propias de la comprensión del discurso y del papel que desempeñan el conocimiento y los modelos en el procesamiento del discurso. ” (Van Dijk, 2000, pág. 63-64).

Los anteriores textos por su misma naturaleza y contenido,  desarrollan los planteamientos propuestos por el autor en la comprensión del lenguaje, es decir es tan complejo el lenguaje por dar cuenta del accionar humano y su contexto, que debe mirársele desde la estructura interna semántica y su correspondiente correlación con el mundo simbólico y real de la praxis o pragmática social, lugar donde cobra todo significado,  y la necesidad de la explicitud en el lenguaje que planteara el profesor Santamaría, y que fuera desarrollada  en la reseña tres.

En los principios del análisis del discurso, Van Dijk, propone un trabajo de las ciencias transdisciplinaria, como el estudio del discurso, en ellos deben incluirse: los análisis del texto y conversación natural, los contextos en que esta se da, el discurso como conversación, el discurso como práctica social de los integrantes de un grupo, las categorías de los miembros de un grupo, estrategias, cognición social, todo ello, como parte fundamental  de los procesos y representaciones mentales, el sentido, coherencia, acción, sin desatender los modelos mentales, los recuerdos y experiencias personales de sucesos.

Todo lo anterior, estrechamente relacionado con los conocimientos, actitudes, ideologías, normas, valores, representaciones socioculturales compartidas de los usuarios del lenguaje,  como miembros de un grupo que igualmente, desempeña un papel fundamental en el discurso, así como en su descripción y explicación. De hecho, en muchos sentidos, la cognición constituye una interfaz entre el discurso y la sociedad.

“El análisis, la descripción y la formulación de teorías desempeñan sin duda un papel, especialmente en la medida en que permiten comprender mejor la desigualdad social  basada en el género, la filiación étnica, la clase, el origen, la religión, el lenguaje, la orientación sexual y otros criterios que definen diferencias entre las personas. Su meta última es no sólo científica, sino también social y política, a saber, el cambio. En este caso, decimos que el análisis social del discurso adopta la forma de un análisis crítico del discurso.” (Van Dijk, 2000, pág. 49-50).

Sin sociedad no hay discurso, el discurso nace como praxis social, ya el mismo Marx afirmaría que ese discurso capitalista daría cuenta de las relaciones de producción y de la explotación laboral de la burguesía frente al proletariado, y serviría a su vez,  para perpetuar esa explotación,  tomando como instrumento,  la enajenación por medio del discurso ideológico capitalista.
“El discurso puede obedecer al  poder de un grupo, pero también puede desafiarlo. Es posible cambiar o romper creativamente las normas y las reglas sociales y estas violaciones pueden dar origen a nuevas organizaciones sociales.” (Van Dijk, 2000, pág. 46).

Finalmente, El discurso como práctica de los miembros de una sociedad: Tanto el discurso oral y escrito,  son formas de prácticas sociales en contextos socioculturales; no sólo somos usuarios de una lengua sino también somos parte o miembros de un grupo, institución o cultura. Mediante el uso de la lengua, entre otros, desempeñamos roles, afirmamos o negamos, estamos de acuerdo o desacuerdo, pedimos o damos información, adquirimos conocimiento e, incluso, dice van Dijk, somos capaces de "desafiar" una estructura social, política o institucional.

En este sentido, habría que agregar que no son muchas las especialidades del saber humano capaces de ofrecer oportunidades válidas para entender cómo los hablantes usan una lengua, piensan, e interactúan "reproduciendo" de esta manera,  su pertenencia grupal, y sociocultural; ello desde el diálogo cotidiano con la formalidad del discurso científico, o desde lo cotidiano a la rigidez del discurso pedagógico en el aula, entre otros. El camino de la ciencia del lenguaje en las décadas venideras será textual, discursivo, comunicativo, crítico e interdisciplinario.

Bibliografía:

Lectura 4: Teun Van Dijk, “El estudio del discurso”, en: El discurso como estructura y proceso. Estudios del discurso: introducción multidisciplinaria, Vol. 1. Barcelona: Gedisa. pp. 21-65

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