lunes, 18 de mayo de 2015

Soledad de soledades






Soledad de soledades,
como única compañía en la multitud;
inundándolo todo va la soledad.



Soledad atosigando,
tapizando el estrecho rincón,
posándose alegre en la salida,
en la verja de entrada.



Soledad en todo y en nada,
soledad en el dolor,
y en la abundancia.



Soledad con forma
infantil, adolescente, juvenil y senil,
con forma de hombre, y de mujer.



Soledad viajando del campo a la ciudad,
a galope de caballo, de tren, de barco,
de avión perdido, en lejano acantilado.



Soledad con todo su sabor,
penetrante en el trópico,
atrapante en el polo.



Soledad ondeando en los cielos
de cualquier nacionalidad,
sin importar el partido,
en el polvoriento camino.



Verde esperanza
que se abre en un balbuceante árbol
de las esculturas habitadas, de la gran ciudad.



Soledad, soledad…
¡sin palabras para explicar,
sin lágrimas para llorar!



¡Oh Vacío! ¡Oh Soledad!
que habitas este cuerpo,
en este campo,
en esta ciudad.



¡Oh Tu soledad!
¡Oh Mi soledad!
¡Oh Nuestra soledad!



¿Por qué no te dejas acompañar?,
¿Por qué no te dejas interrogar?
¿Por qué te niegas a hablar?
¡Bendita! ¡Maldita soledad!