Soledad de soledades,
como única compañía en la multitud;
inundándolo
todo va la soledad.
Soledad atosigando,
tapizando el estrecho rincón,
posándose alegre en
la salida,
en la verja de entrada.
Soledad en todo y en nada,
soledad en el dolor,
y en la abundancia.
Soledad con forma
infantil, adolescente, juvenil y senil,
con forma de
hombre, y de mujer.
Soledad viajando del campo a la ciudad,
a galope de caballo, de tren, de
barco,
de avión perdido, en lejano acantilado.
Soledad con todo su sabor,
penetrante en el trópico,
atrapante en el
polo.
Soledad ondeando en los cielos
de cualquier nacionalidad,
sin importar
el partido,
en el polvoriento camino.
Verde esperanza
que se abre en un balbuceante árbol
de las esculturas
habitadas, de la gran ciudad.
Soledad, soledad…
¡sin palabras para explicar,
sin lágrimas para
llorar!
¡Oh Vacío! ¡Oh Soledad!
que habitas este cuerpo,
en este campo,
en
esta ciudad.
¡Oh Tu soledad!
¡Oh Mi soledad!
¡Oh Nuestra soledad!
¿Por qué no te dejas acompañar?,
¿Por qué no te dejas interrogar?
¿Por
qué te niegas a hablar?
¡Bendita! ¡Maldita soledad!