miércoles, 8 de enero de 2020

Análisis lingüístico del discurso y la creación de las representaciones sociales, sus implicaciones políticas en la forma en que impactó el narcotráfico de los años 80 y 90 a Medellín



Se pueden tumbar las viviendas, las ciudades, más nunca se podrá borrar la memoria de un pueblo,  especialmente cuando en su cuerpo viajan las cicatrices de la violencia y la exclusión social.
  
Cuando una sociedad no rehabilita su juventud y la deja morir indiferente en sus calles y aceras,  no sólo comete un delito de lesa humanidad,  sino que moralmente llevará una culpa que no le permitirá morder en paz  el pan al momento de desayunar en su mesa cada mañana.

La sociedad  se debe solidarizar con sus problemas sociales y debe exigir  de sus gobernantes,  políticas públicas de rehabilitación,  cuando el flagelo de las drogas daña y mata sus juventudes, no se trata de tirarlos a la orilla del río  ni matarlos, ni arrinconarlos o acorralarlos, menos justificarlo con expresiones “se trata de otro Brown”; los problemas sociales,  especialmente los de juventud, niñez y adolescencia,  son para encararlos y asumirlos con dignidad,  si queremos tener una sociedad sana y con futuro.


En una sociedad como la colombiana que señala y mata a sus líderes cívicos por denunciar las injusticias y corrupción,  el trabajo debe ser colectivo, mancomunado y permanente.


Aplicando  las teorías de Análisis lingüístico del discurso  y la creación de las representaciones sociales,  sus implicaciones políticas en la forma en que impactó el narcotráfico de los años 80 y 90 a Medellín, podemos encontrarnos,  según los aportes  de la asignatura teoría del discurso y las reseñas que en tal sentido se desarrollaron con el Dr. Freddy Santamaría Velasco, las siguientes citas trascendentales para luego ir examinando su aplicabilidad  a través de sus argumentos en el contexto social que vivió la ciudad de Medellín y el país durante los años 80 y 90 a consecuencia del narcotráfico, creando una contracultura cimentada en nuevos lenguajes, una nueva cosmovisión, que solo serán entendibles a través del análisis del discurso,  es así como en primera instancia tendremos una serie de citas construidas desde las reseñas de la asignatura, las cuales aportarán las herramientas conceptuales para entender dicho escenario de violencia,  y seguidamente,  examinaremos el contexto del narcotráfico y sus implicaciones desde diferentes estudios que se han realizado en tal sentido,  posibilitándonos entender que fue lo que pasó realmente en la ciudad de Medellín durante los años 80 y 90, tal vez para no volverlo a repetir, veamos pues,  estos teóricos de la teoría del discurso:

Wittgenstein concibe el lenguaje como prácticas que se desarrollan a partir de acuerdos y que se van volviendo instituciones, de este modo,  son muchos los universos lingüísticos que se definen dentro de prácticas y acuerdos, dentro de parecidos de familia. Prácticas y acuerdos que no son más que las “formas de vida” que puede tener una comunidad hablante. Los juegos de lenguaje se aprenden mediante la práctica de estos, así las confusiones solo aparecen “cuando el lenguaje marcha en el vacío, no cuando trabaja… nos permite participar de una comunidad lingüística de practicantes, practi­cantes que finalmente son los que determinan los criterios de conveniencia o no de tal práctica. Criterios, como pueden ser los de correcto/incorrecto, de válido/inválido o aceptable/inaceptable. Wittgenstein, desde estos criterios, propone una concepción del lenguaje basado no en condiciones de verdad, sino en condiciones de aseverabilidad o en condiciones de justificación; estos nuevos criterios nada tienen que ver con el modelo clásico de verificación”. Santamaría, 2016, págs.30-31).

La concepción del lenguaje del segundo Wittgenstein puede resumirse en tres tesis fundamentales: El significado de las palabras y de las proposiciones es su uso en el lenguaje,  los usos se configuran en los juegos del lenguaje,  los juegos del lenguaje no comparten una esencia común sino que mantienen; la descripción es necesaria para entender el fenómeno, es una manera de explicitar el lenguaje, su significante y significado.

El lenguaje según Wittgenstein parte de acuerdos entre los hombres que se van institucionalizando, que se van haciendo parte de la cotidianidad para nombrar, para significar, cuando el lenguaje trabaja, va construyendo sentidos, convivencia, asociaciones, allí el lenguaje cobra sentido,  ya no desde condiciones de verdad sino en las condiciones de justificación y  aseverabilidad, es así, como las prácticas sociales son las que la dan vida a una comunidad lingüística. Según Wittgenstein donde acaba el sentido, acaba la capacidad de pensar; no se puede pensar lo que no tiene sentido o lo que no está lingüísticamente conformado.

“Para Wittgenstein, el significado de un nombre, de una palabra, de una proposición, de una oración, depende de su uso en cierto universo lin­güístico, no de su referente; bajo esta idea,  todas las palabras hacen parte de la gran familia del lenguaje, donde tienen usos diferentes dentro del entramado lingüístico que se desarrollan… pensar el lenguaje como una caja de herramientas que contiene tenazas, martillo, sierra, destornillador, regla, pegante, clavos y tornillos, ya que tan diversas como las funciones de estos objetos son las funciones de las palabras (Wittgenstein, 1998, I, § 11, p. 27). Dentro de esta gran familia del lenguaje, las palabras u oraciones funcionan de varias maneras posibles, dependen de la situación o el contexto en el que se pronuncien o se escriban, como dice Wittgenstein, puesto que nombrar es una preparación para describir.”. (Santamaría, 2016, pág.31).

El autor concluye su texto planteando que una construcción hegemónica depende siempre de un antagonismo, y es por esto que parece necesario que tanto para la opinión pública como para el sistema representativo, el antagonista deje de ser el conflicto armado y comencé a identificar nuevos enemigos como la corrupción, la exclusión y el sistema económico, que muy probablemente se encuentren detrás de la causa que haya originado el que hoy se tenga un significante “tan” vacío como “la paz”. (Heredia, 2016, pág. 287). La obra es pertinente para estudiosos en el campo político, porque según Heredia, trae una propuesta de Teoría del discurso, la cual se erige sobre el trípode de una ontología de la contingencia, el historicismo y la radicalización política del giro lingüístico (Laclau & Mouffe, 2009, p. 14).

Heredia ubica el discurso de Laclau, como una alternativa a los enfoques liberales de consumación de la globalización (Ulrich Beck), a las concepciones  inmanentistas de la emancipación social (Hardt y Negri), y especialmente, a la tendencia contemporánea de ver en el consenso la cúspide de la práctica política (Habermas). Seguidamente puntualiza que dicho autor, construye una propuesta de investigación para el análisis de los fenómenos políticos y establece sistemáticamente principios críticos de comprensión sin repetir los rezagos positivistas de las concepciones establecidas e, igualmente, abre la posibilidad de recorrer alternativas a la modernidad sin caer en la falta de coherencia metodológica. (Heredia, 2016, pág. 286).

Heredia recaba sobre la importancia de los criterios de aceptabilidad y la capacidad de describir las situaciones, cosas o eventos para entenderlos, buscando su significatividad en  la “función” que desempeñan dentro de un universo lingüístico, entendiendo que su significatividad,  depende de la “función” que desempeñan dentro de un universo lingüístico; con el lenguaje se puede establecer un universo, un mundo infinito de significados, no entendiendo el significado como lo asimilamos o interpretamos nosotros cotidianamente, sino de acuerdo al significado que le da el que está inmerso en un discurso, diálogo o conversación, porque en ellos juegan un papel importante cada uno de los componentes del lenguaje, veamos:

La fonología como parte de éste,  que  involucra las reglas de estructura y secuencia de los sonidos de nuestro idioma. La semántica  que no es otra cosa, que el vocabulario y los conceptos que este representa por medio de palabras. La gramática que son las reglas por medio de las cuales se forman las oraciones.  La morfología, la cual se ocupa del uso de marcadores gramaticales que indican tiempo, voz pasiva o activa entre otros, y finalmente una que es trascendental para entender el lenguaje, la pragmática, que son  las reglas para el uso apropiado y efectivo de la comunicación.

“… el papel que desempeñan nuestras prácticas será hacer explícito lo implícito, porque en el lenguaje encontramos lo que nosotros mis­mos hemos introducido en él mediante nuestras prácticas por ser “miembros de una comunidad”: acción y explicitación. Este encuentro, entre la acción misma y el hacer, explicita dichas prácticas, no son simplemente palabras, con ellas hacemos mundos, pues nos definimos “como criaturas goberna­das por normas, en contraste con criaturas que siguen reglas puramente naturales, por actitudes normativas que mostramos, unas actitudes con las cuales expresamos que comprendemos o concebimos en la práctica nuestra, conductas gobernadas por normas” (Brandom, 2005, p. 79). Las prácticas discursivas, como afirma Brandom, incorporan cosas reales. Lo implícito no es más que la introducción de prácticas como el arte, la religión, el amor, la amistad, la educación y la política, es decir, cultura.” (Santamaría, 2016, pág.42).

La realidad en una construcción social significativa se construye cuando participamos de ella en los diferentes roles o juegos aceptados. Hay una estrecha e innegociable relación entre lenguaje y acción, las palabras son actos y hacemos cosas con palabras; si esto es así, lenguaje y política están estrechamente unidos. Esas prácticas constituyen formas específicas de individualidad e identidad que hacen posible la confianza en los procedimientos. Los proce­dimientos se pueden seguir y pueden ser aceptados debido a que se hallan inscritos en formas compartidas de vida y en acuerdos sobre juicios. No pueden considerarse como reglas creadas sobre la base de principios y luego aplicados a cada caso específico.

El  Dr. Santamaría recalca en su texto, la importancia de hacer explícito lo implícito, dado que detrás de cada palabra hay una intencionalidad que es la que hay que entrar a decodificar, ¿qué es lo que quieres decir cuando dices, afirma, aseveras, argumentas o preguntas esto? ubicándonos allí, ya estamos haciendo un acto de explicitación del lenguaje. No hay que olvidar  que todo lo que se hace socialmente, se realiza mediante el lenguaje; planteado en términos más precisos, y parafraseando a Van Dijk, la comunicación se lleva a cabo en forma de enunciados, tanto orales como escritos, concretos y singulares que pertenecen indistintamente a los participantes de una u otra esfera de la praxis. 

Para explicitar el lenguaje resulta necesario entenderlo como parte constitutiva de modelos mentales subjetivos, esto es, modelos contextuales de los participantes del evento comunicativo, permite su comprensión, descripción de manera exhaustiva de las complejas estructuras cognitivas que tienen una influencia contextual sobre el discurso. Es así como la lógica de los estudios del discurso y la conversación debe ser evaluada en términos de las funciones sociales, políticas y culturales que cumple el discurso en la sociedad.

Santamaría cerrando su análisis, va concluyendo sobre la importancia en wittgenstein de seguir las reglas de la comunidad lingüística: “Hablar un lenguaje es participar de un universo lin­güístico, es decir, es tomar parte de una práctica humana gobernada por reglas… cuan­do aprendemos un lenguaje, no solo aprendemos una técnica, sino todo un complejo y entramado conjunto de técnicas… Para Wittgenstein solo es posible seguir una regla siendo miembro de una comunidad lingüística que de igual modo siga reglas. La obligación de discernir en el uso de locuciones a qué se debe que expresen diversas clases de contenidos impone que el concepto determi­nante que articula la relación entre los componentes pragmáticos y semánti­cos sea el de hacer explícito lo implícito. Lo implícito no es más que la introducción de prácticas como el arte, la religión, el amor, la amistad, la educación y la política, es decir, cultura.” (Santamaría, 2016, pág.39-42).

“El análisis, la descripción y la formulación de teorías desempeñan sin duda un papel, especialmente en la medida en que permiten comprender mejor la desigualdad social  basada en el género, la filiación étnica, la clase, el origen, la religión, el lenguaje, la orientación sexual y otros criterios que definen diferencias entre las personas. Su meta última es no sólo científica, sino también social y política, a saber, el cambio. En este caso, decimos que el análisis social del discurso adopta la forma de un análisis crítico del discurso.” (Van Dijk, 2000, pág. 49-50).  El discurso puede obedecer al  poder de un grupo, pero también puede desafiarlo. Es posible cambiar o romper creativamente las normas y las reglas sociales y estas violaciones pueden dar origen a nuevas organizaciones sociales. (pág. 46).

Continua Van Dijk,  las ideologías son la base "axiomática" de las representaciones sociales de un grupo y -por actitudes específicas sociales y luego por modelos personales mentales- controlan los discursos individuales y otras prácticas sociales de miembros del grupo. De esta manera ellos también son el recurso necesario de la cooperación intragrupal, la coordinación y la cohesión, así como para la dirección de relaciones intergrupales, de competencia, de conflicto o de lucha. Es sólo dentro de tal teoría que somos capaces de explicar el discurso ideológico y otras prácticas sociales, tanto las sacadas de representaciones sociales ideológicamente fundamentadas, como las instancias de relaciones sociales entre grupos. (pág. 21). Para remitirnos al análisis del discurso político o cualquier otro discurso, no importa de donde provenga, de acuerdo a las ideas de Teun Van Dijk, es necesario retomar algunos enunciados sobre la ideología, pues ésta hace parte del engranaje significativo del mismo. Van Dijk manifiesta: “...una ideología es el fundamento de las representaciones sociales compartidas por un grupo social”.  (Van Dijk, 2005,  pág. 17).

Dichas representaciones sociales, se construyen a partir de ideas y modelos mentales que identifican a un grupo de personas y que defienden a cabalidad. Se plantea que dichos grupos, usualmente son comandados por un líder (en nuestro caso Pablo Escobar Gaviria) que de alguna u otra manera dominará a quienes se identifiquen con el grupo, por tanto, el líder asume el papel de emisor o hablante como lo llama Bernstein, y sus seguidores, son aquellos receptores u oyentes que interiorizan y ponen en práctica su discurso. Adicionalmente Van Dijk plantea: “…Muchas ideologías sociales se desarrollan como parte de relaciones de grupo, conflicto o dominación y resistencia, e implican el debate ideológico que es a menudo publicado en los medios de comunicación, muchos miembros del grupo conocen al menos los principales ideológicos de su grupo y de otros grupos. En efecto, cuando sus intereses son amenazados a menudo ellos saben cómo y por qué protegerlos” (la guerra librada por el cartel de Medellín y sofocada por el cartel de Cali,  comandado por lo Pepes). (Van Dijk, 2005,  pág. 21).

Según lo anterior, .es importante referir que la ideología se manifiesta desde diferentes escenarios, tales como la educación, la religión, la política, entre otros,  según los intereses y creencias de los sujetos, generando prácticas sociales particulares. A la vez se plantea que dicho campo político, se manifiesta desde sistemas totales como la democracia y quien emite un discurso político, ha de tener en cuenta las necesidades sociales de acuerdo al contexto, así mismo para crear leyes, normas y políticas que favorezcan las creencias y prácticas del grupo ideológico receptor. “Las ideologías políticas no sólo están implicadas en la producción o la comprensión de los discursos políticos y otras prácticas políticas, sino que también son reproducidas por ellos.

 En cierto modo, los discursos hacen "observables" las ideologías en el sentido que es sólo en el discurso que ellas pueden ser explícitamente "expresadas" y "formuladas". Otras prácticas políticas sólo muestran o experimentan implícitamente las ideologías, por ejemplo, las prácticas de discriminación sobre la base de ideologías sexistas, racistas o políticas. Es en el discurso donde tenemos que explicar explícitamente que tal discriminación ocurre "porque ella es una mujer", "porque él es negro" o porque "ellos son socialistas" (o porque ellos eran los jóvenes pobres de Medellín que Pablo Escobar acogió en la empresa del narcotráfico y luego fueron aniquilados por el mismo estado y por la guerra que ellos libraron en las comunas de Medellín, cuando ferozmente fueron atacados por todos los frentes).  (Van Dijk, 2005,  pág. 26).

Se podría finalizar la presente disertación a cerca de la obra de van Dijk, recalcando que el discurso, en cuanto práctica social, permite la expresión concreta de las opiniones y creencias que una persona o un grupo pueden albergar sobre un hecho, una situación o con respecto a otro grupo social. Esto hace que el discurso se convierta en un dispositivo efectivo de socialización que se puede usar para reproducir y avalar ideologías, entendidas como conceptos que abarcan una dimensión tanto social como subjetiva;   a la vez que son sistemas de creencias exteriorizados en la tradición, los valores o los ideales también son estructuras cognoscitivas que fabrican los esquemas de pensamiento y acciones individuales. Es precisamente esta dimensión subjetiva de la ideología, la que le otorga al discurso su mayor poder y eficacia simbólica, dado que el significado de las vivencias humanas es determinado por las interacciones sociales, que, en última instancia, son actos comunicativos acaecidos en el mundo simbólico del lenguaje. El discurso y la ideología están, así, íntimamente ligados.

En este punto, Laclau realza la importancia de la corriente del formalismo para la construcción de la teoría del discurso,  dado que se logró que cualquier sistema de significación en la sociedad, pudiera describirse en términos de ese sistema; los "juegos de lenguaje" abarcan tanto el lenguaje, como las acciones en las que se entretejen; el sujeto ya no podía ser concebido como la fuente del significado, sino como un lugar más, dentro de una totalidad significativa. (Laclau, pág. 4).

En la obra de Focault, examina la noción de "discurso",  como una totalidad significativa que trasciende la distinción entre lo lingüístico y lo extralingüístico, "significados migratorios" en la sociedad, y la competencia política puede ser vista como un intento de las fuerzas políticas rivales de fijar parcialmente esos significados a configuraciones significantes particulares. Las luchas discursivas como democracia para el examen semántico del político contemporáneo. (Laclau, pág. 5).

Laclau concluye que la indecisión opera en la base misma de lo social, la objetividad y el poder se vuelven indistinguibles. El poder es la huella de la contingencia dentro de la estructura.  La relación entre significante y significado es lo que en estas obras se denomina "hegemonía". La deconstrucción muestra que las diversas conexiones posibles entre los elementos de la estructura son, en sus propios términos, indecibles. Presentan la obra marxista (no olvidemos que Pablo Escobar se lanzó a la vida política,  impulsado por ideas marxistas del momento y conmovido por la injusticia social en Medellín, aunque los medios lo presentan como un delincuente consumado, “El Patrón del Mal”) como un reconocimiento progresivo del carácter contingente de los vínculos sociales que antes se consideraban fundados en las leyes necesarias de la Historia, igualmente tratan de presentar un sujeto político desde la carencia lacaniana sobre la base de la constitución de las identidades políticas (Žižek 1989).

Entre esos interrogantes, al igual que los planteados por Chilton y Schaffner en su obra “Discurso y política”, son esenciales a la hora de analizar los discursos políticos, entre estos interrogantes encontramos: “¿Para qué sirve analizar el discurso político? ¿Tal pregunta está fuera de lugar? ¿Aporta a un análisis del discurso que los análisis publicados en la prensa, ya sea que estos provengan de periodistas o de intelectuales comprometidos? ¿Se diferencia tal análisis de los estudios procedentes de otras disciplinas, tales como la sociología, la antropología social, las ciencias políticas o la historia?” (Charaudeau, 2002, pág. 109).

Charaudeau deja como apartado final para cerrar su análisis, “Las finalidades de un análisis del discurso”, con las que concluye que “de fondo para un análisis del discurso político es la de saber en qué medida este es susceptible de revelar en qué consiste la realidad del poder, de un poder que es, en gran parte, acción. La complejidad de las relaciones entre lenguaje y acción, por una parte, verdad y poder, por otra, debería incitarnos a la prudencia, puesto que hay que elaborar un método que permita tomar en consideración estos distintos tipos de relaciones”. (Charaudeau, 2002, pág. 122).

Retomando a C. Leforta, agrega: “Lo político es el resultado de los hechos políticos, como actos y decisiones que dependen de la autoridad; de los hechos sociales, como organización y estructuración de las relaciones sociales; de las relaciones de los individuos que viven en sociedad; y, finalmente, de los hechos morales y psíquicos, como prácticas que dependen de sistemas de valores. El análisis del discurso político se relaciona con todos estos componentes en Ia medida en que deposita sus huellas en él. Sería ingenuo pensar que su objeto será dánicamente el contenido ideológico del discurso, a menos que se redefina la ideología. Lo cual significa que este tipo de análisis es a la vez ambicioso y se limita a estas huellas”. (Charaudeau, 2002, pág. 123).
“…Al decir de su propio autor (Van Dijk 1994), este participa de distintas filiaciones, Ia neomarxista de Adorno a Habermas, de Ia Escuela de Chicago, de Ia sociolingüística inglesa con Bernstein y Halliday, del análisis del discurso francés, bajo Ia influencia de Foucault y Pêcheux, y del pensamiento de Gramsci en Italia. Van Dijk empezó interesándose en el discurso racista bajo todas sus formas, aun las más indirectas y ocultas, para tratar después de “dilucidar las estrategias de legitimación y construcción de la dominación que... se inscriben dentro del abuso del poder”. (Charaudeau 2001, pág. 122).

Es importante destacar que el autor se siente autoridad en el tema, dado que en su texto se remite a citar conceptos fundamentales del discurso político publicados en fechas posteriores,  “…todo discurso se inscribe dentro de cierto marco de acción donde se encuentran determinadas las identidades sociales, los objetivos y los papeles sociales de los socios del intercambio lingüístico. Por consiguiente, este marco (al que llamaremos marco “situacional” o “comunicacional”) comprende un conjunto de imperativos que determinan el confortamiento discursivo de estos socios: posibilidad de tomar  Ia palabra en función del derecho que les es concedido, papeles enunciativos que deben asumir, modos de organización del discurso esperados (Charaudeau 2001: 34-43).

El texto a reseñar ha servido para aportar nuevos conceptos de la teoría del discurso político como las de “enunciación”, “corpus de textos”, “contextos”, “condiciones de producción”, posibilitando descubrir y determinar un nuevo campo de análisis del lenguaje que ya no se refería a Ia lengua, al estudio de los  sistemas de lengua, sino al discurso, es decir, a los discursos que circulan en el mundo social y que revelan  universos de pensamiento y de valores que se imponen en un tiempo histórico determinado. En este marco conceptual se inscribe el proyecto de influencia del sujeto que se comunica. Este procede a una puesta en discurso, en Ia cual combinan las intenciones que le son impuestas por los imperativos situacionales,  y aquellas que corresponden a su propio proyecto de comunicación, en función de la manera como imagina a su interlocutor. Por su parte, el sujeto que interpreta procede a una construcción del sentido del mensaje que recibe, en la que combina los datos del marco situacional que supuestamente conoce, con los datos que percibe en Ia puesta en escena del discurso, como datos propios del sujeto que se comunica”. (Charaudeau, 2002, pág. 110- 111).

Invita ciertamente el texto “¿Para qué sirve analizar el discurso político?” de este exponente francés clásico en materia del análisis del discurso político,  a examinar, auscultando las relaciones de dominación que  se inscriben dentro del abuso del poder”, las cuales emergen a través del discurso político de forma soterrada, pero captadas sin ambages por un  analista del discurso del lenguaje político. Puede considerarse a este discurso como inscrito en una toma de conciencia del aumento de nuevas formas de contrapoder construidas fuera del juego clásico de partidos y sindicatos. Es entonces legítimo que ciertas personalidades políticas promuevan un acercamiento entre los ciudadanos y los órganos de decisión, mediante la escucha y la organización de la expresión de las reivindicaciones, a través de nuevas formas de participación ciudadana, contra una.

Desde el punto de vista del discurso,   éste escenifica en el espacio público, se observa que cumple una triple función de ilegitimación de los adversarios, de relegitimación del pueblo y de legitimación del actor político que lo pronuncia. Se observa también que utiliza, para ello, estrategias discursivas que son las de todo discurso político pero gobernadas por el descontrol y el exceso. Por ello diremos que el populismo no es ajeno a la democracia. 

Por el contrario, el principio democrático de debate público para constituir una representación mayoritaria es el que abre el campo al discurso populista como medio de seducción de las masas. Por lo tanto no es un régimen político sino una estrategia de conquista o de ejercicio del poder sobre un fondo de democracia, pero de manera exacerbada. Estrategia que maneja el mecanismo de la fascinación como «fusión de sí mismo con un todo exaltante que cristaliza un ideal» En esto el populismo se diferencia del fascismo al que a veces fue asimilado, aun cuando se constata que éste recurre al discurso populista.

Los autores dejan planteados interrogantes que permiten un adecuado desarrollo e ilustración de los conceptos, y que igualmente dotan de importantes herramientas para asumir el conocimiento, no sólo de unos textos,  sino del discurso político mismo: entre estos se encuentran: ¿Qué función cumplen estas fórmulas en apariencia redundantes? ¿Por qué las personas acatan regímenes de políticas muy diferentes? ¿Cómo se realizan estas funciones en la elección lingüística? ¿Qué funciones estratégicas en el discurso cumple típicamente, por ejemplo, la entonación descendente, la voz pasiva, los antónimos léxicos, los significados presupuestos? "¿Por qué x eligió (o por qué x está obligado a) utilizar tal y tal pronunciación, entonación, formulación léxica, fraseo, tipo textual en lugar de tal otra?". "¿De qué maneras las elecciones lingüísticas del hablante pueden interpretarse en términos de sus funciones políticamente estratégicas, dados una cultura política general y un contexto político particular?". (Chilton y Schaffner 2001, pág. 297-313).

Chilton y Schaffner plantean el robo o secuestro del lenguaje y la metáfora, una de las grandes cosas novedosas que nos ponen en alerta frente a cualquier discurso político que están lejos de ser ingenuos, sin poder e intencionalidad frente a una audiencia específica: “Major habla de "nuestro lenguaje", el lenguaje que "pertenece a" los conservadores. Esto posibilita elaborar el argumento contra el partido laborista, cuya forma es la siguiente: 1. El "lenguaje" del laborismo es el "lenguaje" del partido conservador, 2. El lenguaje es una mercancía, 3. Las mercancías son propiedad exclusiva de alguien, 4. Al utilizar una mercancía que pertenece a otro se la está robando,  5. Por lo tanto, al utilizar el lenguaje del conservadurismo se está robando ese lenguaje.

Esto no es una "mera" metáfora. En primer lugar, es posible que la mercantilización de las políticas sea considerada un "hecho" de la vida política en el discurso conservador, o que la metáfora lleve a hablar, escribir o actuar como si lo fuera. En segundo lugar, sea cierto o no lo anterior, se supone que la ontología y deontología del mercado, sus conceptos e inferencias potenciales, constituyen una realidad familiar y natural entre los oyentes, una "base común" incuestionable a partir de la cual se pueden desarrollar metáforas. Dada la premisa del modelo de libre mercado, se puede elaborar un argumento que presente al Partido Laborista cometiendo actos ilícitos, o donde aparezca como "no auténtico". Esta estrategia metafórica no se limita a confirmar una visión del mundo basada en la supuesta naturalidad del "mercado" (función legitimadora), sino que, además, desacredita al adversario (función deslegitimadora). (Chilton y Schaffner 2001).

Uno de los grandes aportes de estos dos autores antes mencionados  fue presentar en el análisis lingüístico del discurso político textos políticos y funciones estratégicas resistencia, oposición y protesta. Encubrimientos,  el control político supone el control cuantitativo o cualitativo de la información, como una forma de control discursivo. Utilizando herramientas lingüísticas como la censura, encubrimiento cualitativo, mentira lisa y llana, la cual produce los efectos cognitivo de dejar “fuera de foco” o “desdibujar” referentes (objetos o acciones) no deseados. 

También se suele desviar la atención, ser obedecido, legitimación o desligitimación.  Legitimación y deslegitimación: Establece el derecho a ser obedecido, es decir, la "legitimación". ¿Por qué son obedecidos? argumentos sobre los deseos de los votantes, principios ideológicos generales, la proyección de un liderazgo carismático, propios logros, y la autopresentación positiva. Una contraparte esencial es la deslegitimación: los otros (extranjeros, "enemigos internos”). Culpar, acusar, Insultar.

Es así como estas figuras de protesta y oposición han servido para que emerjan lenguajes silenciados o invisibilizados como en el caso del hip hop, una investigación chilena tuvo por objetivos identificar las elecciones lingüísticas dentro de la canción de rap en el año 2012, escrita e interpretada por los raperos chilenos, Portavoz y Subverso, relacionar dichas elecciones con las funciones estratégicas del discurso político. Para ello, se utilizó el modelo de análisis del discurso político creado por Chilton y Schäffner (2001). Los resultados mostraron que en este discurso político de resistencia se emplean las estrategias de coerción, legitimación-deslegitimación y resistencia.

Su análisis es bastante completo,  porque aporta los giros del lenguaje, el idioma, la entonación, la sintáis, la semántica,  la ideología a la hora de hacer el análisis del discurso, lo cual les permite ir un paso delante de otros autores: “…las palabras en la oración interactúa con la entonación y la acentuación, y les permite a los hablantes focalizar selectivamente elementos del universo político, restringiendo así el procesamiento en tiempo real de los oyentes. Las funciones políticas de estas elecciones varían según el contexto…En las categorías gramaticales básicas se encuentran codificados conceptos de estabilidad temporal: los sustantivos suelen referirse a fenómenos más estáticos, atemporales y discretos, mientras que los verbos se refieren a lo pasajero, lo temporal y lo dinámico. Los hablantes del inglés [y del castellano] disponen de determinadas elecciones para la codificación de la participación de los agentes en los actos causativos. (Chilton y Schaffner 2001, pág. 320-322).

Las categorías que orientan la posición teórica de estos dos autores proceden de disciplinas de las ciencias humanas y sociales e incluye nociones como ideología, poder, jerarquía, género e identidad, entre otras, que, junto con conceptos que proceden de la sociología, la psicología cultural y cognitiva y la antropología, son relevantes para la explicación e interpretación del discurso, en sus usos auténticos y en el marco de la cultura. Entre los aportes de Chilton y Schaffner, encontramos aquellos citados en su conclusión: “Al mostrar algunas de las elecciones pragmáticas, semánticas y sintácticas hechas en el texto, los análisis como el anterior permiten llevar a la atención consciente el mundo conceptual construido en el texto, así como las relaciones entre el hablante y otros que se establecen durante la emisión concreta del texto.” (Chilton y Schaffner 2001, pág. 322).

Vinculando el contexto teórico lingüístico y pragmático antes expuesto, empezaremos a realizar un recorrido sobre la vida de Pablo Escobar,  y la forma en que desde la praxis y pragmática fue impactando el escenario político, social ,cultural y económico, hasta trascender la existencia misma del Medellín de los años 80 y 90, el cual todavía lleva sus marcas e impactos en su vida cotidiana;  muchos de estos relatos fueron extractados de la obra de Alonso Salazar, “Parábola de Pablo”, gran cantidad de los datos que reposan allí,  se los relató, la Madre de Pablo,  Doña Hermilda Gaviria, e  igualmente se suministran aportes de investigaciones de otros profesionales en esta importante página de la vida del pueblo paisa, veamos:

Relata Alonso Salazar en su texto:...inauguró, a veces acompañado por su esposa Victoria y su pequeño Juan Pablo, unas cien canchas de fútbol con torres de iluminación. En el barrio Lovaina, la vieja zona de tolerancia de Medellín, organizó un partido entre un equipo de prostitutas y otro de travestís. Un famoso locutor de fútbol de la ciudad narraba mientras Pablo, rodeado de su comitiva, contemplaba con simpatía el espectáculo,.., el periódico de su tío Hernando Gaviria, que se convirtió en su medio de expresión más conocido, titulaba: «En los barrios populares la noche se hizo día”. Aunque Pablo se metía a diario sus toques de marihuana, aprovechaba sus discursos para predicar contra la drogadicción. «La droga es lo peor”, repetía insistentemente, y sus amigos son testigos de que detestaba a los  chirretes,  a los embalados con el vicio. «Me angustió siempre ver en los barrios populares a los niños y jóvenes exponiendo su vida al correr detrás de un balón por las calles cruzadas de raudos automotores —  decía Pablo . 

Soñaba con el día en que esta juventud tuviera estadios propios para poder jugar sin humillarse ante nadie ni exponerse a un accidente. Así nació mi vocación por la creación de los campos deportivos. Hoy construimos canchas para fútbol, basketball, voleibol y polideportivos, ojalá mañana podamos extender nuestra acción para campos de béisbol, para piscinas y gimnasios a montón, para el pueblo.» (Salazar, (2001).

 Para algunos traficantes ni la riqueza ni los poder tenían sentido sin la posibilidad de ostentarlos. Todos se exhibían en sus ciudades y sus comarcas, como en una especie de teatralización, donde ellos representan banal hombre guerrero que es al mismo tiempo bondadoso. Aun al Mexicano, el más tímido de los capos, se le vio repartiendo dinero a los damnificados del terremoto de la ciudad de Popayán. (Medellín Cívico,  enero de 1983). 

En el caso de Pablo hay algo que debemos anotar: no se trataba sólo de un narco que botara plata. Trató de construir un discurso social y organizó cerca de cien comités a los que les brindaba materiales y asesoría técnica para proyectos comunitarios. Palabras como ecología, participación, auto-gestión, novedosas para los líderes de aquellos tiempos, aparecían mezcladas en sus discursos con un populismo y una exaltación desmedida de su personalidad. 

Este tipo de conceptos modernos en su proyecto podrían explicarse por la vinculación a su equipo de personajes que venían de la izquierda, por la tradición política de su tío, el periodista Hernando Gaviria, veterano dirigente sindical, quien había trajinado, además, por movimientos de ideas socialistas  y  populistas. Y por la influencia de Carlos Lehder, quien lideraba una experiencia política, el Movimiento Latino Nacional, y editaba en Armenia el periódico  Quindío Libre,  con discursos donde mezclaba doctrinas fascistas, con marxismo y pensamiento patriótico.” (Salazar, (2001).

Pablo Escobar representaba el ideario emocional de la estructura familiar paisa una madre protectora y un padre ausente, una infancia y adolescencia con carencias y un deseo de tener para no ser humillado, ofrecer dinero cuando no se ha tenido nada, cuando la monotonía mide esquinas, y se abre la posibilidad del dinero fácil para lograr aventuras amorosas, armar negocios, ser grandes y reconocidos cuando no se ha tenido nada, ser cuando han vegetado en la carencia, la oscuridad y el sinsentido, ser cuando la violencia y maltrato han marcado sus vidas porque la historia de Colombia ha estado marcada por la violencia y el desplazamiento forzado, ser y tener aunque sea una corta página de sus vidas aunque mueran rápido víctimas de su propio invento, no importa porque de todas maneras ya no querían nada con la vida , son páginas de una cultura de la desesperanza, de la contracultura, del olvido, de la periferia, de lo informal que habita la ladera.

«Abelito nunca fue una figura significativa en nuestras vidas», ha dicho el Osito, y lo entiendo como una manera de decir que en la familia de Pablo el apellido que marca el carácter no es el Escobar sino el Gaviria. En realidad Pablo debiera haberse llamado Pablo Gaviria y no Escobar. Doña Hermilda, su madre, fue para él un apoyo incondicional y un amor omnipresente que le marcó lo esencial de su carácter y su manera de ser.” «Una madre antioqueña debe tener muchísimas calidades, querer mucho a sus hijos y encarrilarlos por el bien, a ver si así, de esa manera, podemos tener paz en Colombia y en todo el mundo Dice doña Hermilda a los periodistas, sin perder la calma. He sufrido tanto que prefiero ser una pordiosera, eso sí, una pordiosera muy limpiecita, una viejita por ahí encorvada pero bañadita todos los días; y cocinar en una parrilla o en un furgoncito de leña, más bien que haber pasado por las tristezas y por los calvarios que he pasado.  La felicidad no consiste en el dinero, y si Dios es bueno y nos da dinero hay que saberlo compartir para que Dios nos perdone lo malo que hagamos.» (Salazar, (2001).

Doña Hermilda matrona Antioqueña, amada por muchos que recibieron su ayuda a través de su hijo Pablo, odiada por otros víctimas de la violencia del narcotráfico, maestra de Envigado, con pablo desde pequeño en su aula ayudando a sus compañeros necesitados, representando esa madre sufrida  paisa, que educó a su hijo en el aseo y la solidaridad, que estuvo en Moravia impulsando a su hijo en dar vivienda en lo que a Pablo más le dolía verlos vivir en medio de la basura, nunca se imaginó que la sangre regada por la guerra desatada entre narcotráfico y gobierno no iba a tener fin,  especialmente ahora que emigró a México.

¿Si doña Hermilda hubiese ganado mejor sueldo como maestra y no hubiese sido trasladada de Titiribí por la violencia,  y Don Abel, su esposo,  la hubiese acompañado en todo momento,  en la crianza de sus hijos sin quedarse en la Tablaza, aportando jugoso recursos a su hogar,  fruto de su trabajo honesto, de tal forma que no le hubiese permitido a Pablo en su infancia y adolescencia, sentir carencias económicas y de autoridad paterna;  éste en tales circunstancias hubiese sido el jefe del cartel de Medellín,  representando el modelo de la carencia,  reclutando jóvenes de la comuna nororiental (con un origen de desplazamiento del oriente cercano por la violencia)  con un esquema sociofamliar similar al suyo?

¿Si gobiernos como el de Cesar Gaviria (en dicha época sonaban en los noticieros  Pablo Escobar Gaviria y el presidente Gaviria) no le hubiesen concedido gabelas a Pablo y tácitamente hubiesen permitido el florecimiento y desarrollo del narcotráfico y luego otros gobiernos lo hubiesen atacado frontalmente, generando una reacción de guerra entre ambos bandos, Medellín no hubiese vivido el flagelo del terrorismo y las secuelas que este dejo en la sociedad y  en la vida del país?

Así pues, la imagen de muchos jóvenes en los barrios populares de Medellín trasciende la mera caracterización que se ejecuta sobre el escenario social, es decir, las formas visibles que caracterizan el mundo de las pandillas de sicarios en la ciudad van más allá de los condicionantes sociales experimentados corrientemente en Colombia: la falta de oportunidades, la escases de dinero, etc. En este sentido, se dibujan en Medellín unas marcas y un rostro característico de los sicarios como figura social y, al mismo tiempo, como personajes estéticos, constituyendo en esta vía un modelo que se intentará imitar por otros. …”Se apostaban dólares, abundaba el whisky y las rancheras daban ambiente a la arena, y el furor de los gallos  espuela y sangre  enardecía a la concurrencia… (Salazar, (2001). 

Los carros de lujo daban vueltas incesantes en exhibición pública, las casas se llenaron de budas de panza generosa y porcelanas orientales, de Venus de Milo y esculturas en mármol, de muebles dorados al estilo de los luises de Francia, pinturas fosforescentes, y un sinnúmero de objetos que los gustos refinados calificaron como loberías,  como estilo de nuevos ricos. Las rumbas se volvieron aparatosas, se montaron compraventas de dólares, casinos y caballerizas. Luego, como si se tratara de cierta retaliación social, los hijos delas putas, que la ciudad había aventado al barrio periférico, en su condición de nuevos ricos se trasladaron al exclusivo barrio El Poblado, que se ganó por un tiempo el nombre de Altos de la Santísima Trinidad. Los ricos tradicionales los recibieron al mismo tiempo con ganas y desdeño: «Qué buena su plata, pero qué pereza ellos, hijos de negros pobres, plaga de mal gusto». (Salazar, (2001).

El semblante estético que típicamente pertenece a un grupo de jóvenes asumidos socialmente como sicarios, desde el Medellín de finales de los años setenta hasta hoy, está dibujado por un ambiente de gestos, de maneras de ser y de vestir, de objetos de uso revaluado, etc. Uno de los aspectos más representativos de la conformación de estas imágenes alrededor de la figura del sicario, está marcado por las motocicletas que han sido a un tiempo herramienta de trabajo y símbolo de su personalidad. Correa, D. (2014).  

¿No sentía acaso un ramalazo de envidia, de acerada envidia cuando veía llegar una pareja de muchachos que descendían de la moto, aun el olor a pólvora de la nueve milímetros, aquel gesto de orgullo y pedantería frente a los demás, frente a los muchachos, que los felicitaban por su ´labor cumplida´?. (Ruiz,  citado por Correa 1991, pág. 67).

Al respecto dice Cardona (2004),  La única ley que el héroe urbano considera inmutable es la suya, la que lo hace reconocible para los otros como “autoridad”, que se hace manifiesta en la ecuanimidad en el trato con quienes le son leales, y en la crueldad con quienes le traicionan El héroe urbano procede de los bajos fondos, no pertenece a linajes ni está predestinado por los dioses.  

En este sentido su heroísmo enfatiza su carácter humano, pues precisamente gracias a la astucia y la fuerza de carácter logra trascender la oscuridad y la miseria que hacen parte del mundo que constituye su modesto origen. Por eso su figuración heroica tiene que ver con la capacidad de remontar un mundo adverso; de haber seguido los lineamientos de la sociedad, continuaría siendo parte de una masa amorfa y oscura: A Rafa lo trataban como a un dios en el barrio. Había logrado lo imposible, abriéndose paso a la brava para salir del fango. Y ahora estaba allí, de píe frente a todos, Rafa el magnífico, leyenda del barrio, refulgente en sus costosos trajes y sus automóviles, protegido por guardaespaldas ceñudos armados hasta los dientes. 

Cuando los pobres nos rodearon, rindiéndole pleitesía a Rafa en medio de su pobreza miserable, supe por qué me había traído hasta aquí (Mermelstein, Max, 1991. p.239). Los héroes urbanos: Imaginarios culturales y consumo en Medellín. (Cardona, 2004,  Pág. 90).

La construcción oral sobre el narcotráfico y los narcos se mueve en dos coordenadas que determinan dos imaginarios distintos. La primera está enmarcada en la tradición oral, de una cultura popular que ve en los “mafiosos” el prototipo del hombre valiente, del aventurero que ha sido capaz de trascender su propia condición para poner en jaque a los poderosos; es un héroe en la medida en que también permite una construcción cultural en torno a la identidad de los grupos y en la concreción y demarcación de territorios urbanos que cuentan las hazañas.

No obstante, esta coordenada es más una creación, producto de la fantasía los sectores populares que han intentado apropiarse de estas personalidades y convertirlas en emblemas de sus propias posibilidades, pues, como lo mostró el estudio de Ciro Krauthausen (1998, citado por  Cardona, pág. 101, 102), el grupo de narcotraficantes colombianos, y particularmente los que hicieron parte del “Cártel de Medellín”, tenían heterogéneas procedencias: los había desde los de extracción campesina, como Rodríguez Gacha, pasando por muchachos llegados a la ciudad como los Escobar Gaviria, o procedentes de las barriadas marginales que rodean la ciudad como Rafael Cardona, o miembros de una clase media bien establecida, como los Ochoa; hasta miembros de importantes familias locales, que en virtud de su procedencia y de sus costumbres más austeras, lograron pasar desapercibidos para la ciudad y las autoridades locales e internacionales.

En esta época proliferaron los escuadrones de la muerte, grupos privados que buscaban eliminar ladrones, atracadores y secuestradores, con el fin de alcanzar la denominada “limpieza social”. Paralelamente, estudiantes, profesores, sindicalistas, líderes políticos y defensores de los derechos humanos fueron perseguidos y asesinados por paramilitares en complicidad con agentes estatales (guerra sucia); causando temor, indignación y protesta en los ciudadanos, como lo demostró la marcha de los claveles rojos.

Paradójicamente, en medio de esta crisis existieron manifestaciones sociales, culturales y artísticas que surgieron y sobrevivieron a pesar de la violencia: una pluralidad de formas de entender, enfrentar y resistir a la problemática social. 

Nacieron grupos juveniles, religiosos, sociales, deportivos, culturales y académicos; se desplegaron eventos que fomentaron lazos sociales y actividades que despertaron solidaridades; se generaron estrategias artísticas que permitieron disipar el miedo y enfrentar las fronteras invisibles; se creó la Consejería Presidencial para Medellín y su Área Metropolitana (1990), que posibilitó la articulación de las iniciativas comunitarias a la institucionalidad; surgieron canales regionales que permitieron divulgar las problemáticas propias de la ciudad; entre otras acciones, individuales y colectivas, públicas y privadas, que se emprendieron en esta época y representaron la fuerza, dignidad y capacidad de la ciudad para sobreponerse al horror de la guerra. 

Tenemos un fenómeno visto desde dos caras: la primera enunciada desde la tradición oral y la mitificación que hacen las clases populares de unos personajes, que consideran justicieros, dadivosos y misericordiosos; la otra, desde la oficialidad de la escritura, que inmoviliza la narración en la desmitificación del mafioso y en su reducción a delincuente, sin tener en cuenta los complejos alcances culturales, sociales e identitarios que su presencia ocasionó, no sólo en los sectores populares, sino en los gustos, los lugares, las formas de ver y de vivir de buena parte de la población (Cardona, 2004,  pág. 102).

Es imposible entender la violencia colombiana de los ochenta si al lado de los carteles no se vislumbran los demás actores: una guerrilla que, a través de la vacuna y los escuadrones de protección a laboratorios rurales, se introdujo en el negocio hasta llegar a convertirse en otro cartel; y los paramilitares, que pretextaron combatir a la guerrilla y expulsarla de sus territorios.

La segunda coordenada surge en relación con los medios de comunicación basados en la escrituralidad, que construyeron una imagen de los narcos encerrada en la visión exclusivamente periodística del delincuente, en la que las particularidades sociales y culturales fueron expuestas de manera despectiva, para sólo resaltar la ostentación, el mal gusto y lo “mañé” de sus prácticas, sin ubicarlas en un contexto cultural más rico que permitiera una mirada compleja sobre el problema. 

Tenemos un fenómeno visto desde dos caras: la primera enunciada desde la tradición oral y la mitificación que hacen las clases populares de unos personajes, que consideran justicieros, dadivosos y misericordiosos; la otra, desde la oficialidad de la escritura, que inmoviliza la narración en la desmitificación del mafioso y en su reducción a delincuente, sin tener en cuenta los complejos alcances culturales, sociales e identitarios que su presencia ocasionó, no sólo en los sectores populares, sino en los gustos, los lugares, las formas de ver y de vivir de buena parte de la población. (Cardona, 2004,  pág. 102).

En aquel tiempo el negocio de la exportación de la cocaína se juzgaba con una tímida moral. Se veía como una industria próspera que continuaba la tradición del contrabando. Pablo en un manuscrito retenido por la Policía años después, pensando sobre lo ilícito de las drogas, citó a su manera a sor Juana Inés dela Cruz: ¿Quién es más de culpar aunque cualquier mal haga, quien peca por la paga o quien paga por pecar?» (Salazar, 2001).

La violencia se impone como como cultura en Medellín y establece unos códigos entre ellos el lingüístico como pragmática de la naciente subcultura, al respecto Mónica Quintero Restrepo (2017) en su artículo titulado “Parce, ¿y vos también usás el parlache?”, expone la riqueza lingüística que aporta esta época con fundamentos de autoridades lingüísticas, y filosóficas, veamos:

Esta manera de hablar empezó como un subcódigo de grupos específicos ubicados en la periferia de la ciudad, y tenía que ver, recuerda Luz Stella Castañeda, doctora en Filología Hispánica y coordinadora del grupo de Estudios Lingüísticos de la Universidad de Antioquia, con aspectos relacionados con la transgresión y la violencia. Muy marginal. Era una manera que encontraron los sicarios y los presos para evadir la autoridad, dice Juan Rodas, profesor licenciado en Filosofía y especialista en Literatura. Este tipo de maneras de hablar, añade, surgen precisamente en condiciones adversas, como las de la violencia de Medellín en los ochenta y los noventa.

José Ignacio Henao, magíster en Sociología de la Educación y en Lingüística, recuerda una anécdota de 1985, cuando el escritor y periodista Ricardo Aricapa trabajaba en unas crónicas sobre la cárcel de Bellavista: encontró que había un lenguaje que solo entendían aquellos que tenían contacto con el mundo del hampa. Ahí estaba el parlache en pleno, con una de sus características más importantes: la plurisignificación, es decir, varios significados. Muñeco ya no era el juguete, sino un muerto, o campanero no era más el que tocaba las campanas, sino el que avisaba que venía la autoridad.

Ser un código restringido marcaba diferencias sociales, porque además tenía rasgos propios de la comunidad que lo usaba, es decir, su idiosincrasia: con el lenguaje se cuentan los sentires, las situaciones, los momentos. Se explica el mundo. Con el parlache relataban uno violento, sus condiciones, sus tristezas, sus muertos. Hay tantas maneras de hablar de la muerte: chupar gladiolo, reventar espalda, ir de volqueta, irse al piso, estar frío, ponerse la pijama de palo.

Es un antilenguaje, contestatario, para tratar de diferenciarse. Toda una manera de comunicarse, que ha ido creciendo, y completándose. En el Diccionario del Uso del Parlache, publicado en 2015, y el segundo que hacen Luz Stella y José Ignacio, con un grupo de investigadores, contabilizaron más de 2.600 palabras. En el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) hay 93.111 entradas, correspondientes a otras tantas palabras.

“Píllese esta calentura, porque sale pa pintura, lo que le voy a soplar, Pille antes de que me pise, no falta liendra que avise al parche pa banderiar, Es que ya no ando luquiao, por eso como callao, aunque si la veo pasar, Sisas que la gana es mucha, y le juro por la cucha que me tiembla en cigüeñal,  Mera caspa su violento raqueteo al corazón, y yo que le como cuento, porque soy buen elemento, ni torcido, ni faltón, Hágame un cruce parcera, encaléteme en su tren, que llorar es muy bandera, y yo parce la quiero a lo bien, Nada de empeliculadas, que usted manda la parada, jermu cuca calidá, Mamita no me haga el daño, me tiene perdiendo el año, pique mona que es pa ya, Acuérdese llavería, que era mera burguesía, cuando me escupía un sí, Si hoy se abre y me deja solo, me manda a chupar gladiolo, ¡chao gorsovia que te vi!, No me chante una condena, que no es por retacador, pero a lo que vine nena:si yo la llevo en la buena, casquillera no mi amor (...)”.(Quintero Restrepo 2017).

Mónica Quintero Restrepo (2017) define Jerga RAE: “lenguaje utilizado originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos, que a veces se extiende al uso general”. Sinónimo de argot y lengua como el sistema de comunicación, verbal y escrito, que tiene convenciones y reglas gramaticales, y que utilizan en una comunidad. El español, el inglés, el alemán.  Quintero M. (2017). Parce, ¿y vos también usás el parlache? El colombiano, 01 de septiembre de 2017.

Los galafardos del barrio de la Santísima Trinidad fueron artífices de un lenguaje nuevo, sonoro y seductor, que fundía el lunfardo tanguero con  el slang  gringoy le añadían palabras de la; el espejo,  luna-,  los cigarrillos Pielroja,  tiraflechas. Matar era chuliar,  y el difunto,  muñeco. Traquetear, traficar, Gilligan, limpieza social, gatillo, mosca, vendetta, El Padrino, tío, parce, hermano, voxpopuli, Renault, alquilar pistolero, viejas, pirobo, chirrete, mula, marica, boquifrio, caleta, calentura, lucas, francachela, secuestradores, DAS, jibaro, arrecho, mijo, a la lata, póngala como quiera, la vuelta, el negocio, banderiado, una voleta, vecino, Doña, la cucha, mecha, chungón vareta, liendra, amarrao, marrano, cuatro mechas, atarban, greñudo, carrito, pelaito, pela, las muñecas, chicas plásticas, gonorrea, le hago el champú, sacolero, pelle, perro, lagarto, mierda, chucha, peste, Usa, la nave, el polisón, liso, mula, problema, Medallo, Metrallo, fumigar,chanda,  pobre diablo, aparecido, zorra, bobo, lembrja, bastardo, Consumir reinas o divas de la farándula, pillar, sapo, gallina, gorsobia, catedral, parca, tombo, tomba, bomba, granada, misil, muerto de hambre, langaruto, lagarto, chucha, rata, pobre diablo, desventurado, vetustecimba, guevón, la finca, que finura, pai, papito,que se hacía más dramático e inolvidable  cuando se pronunciaba bajo el efecto de alucinógenos y el inconfundible acento paisa masculino barrial. Salazar (20014).

Palabras en inglés: money, out, hello, okey, heat, play, Chico play, hamburguesa, closed, chao, bye, fly, fine, power, sweater, love, cente, blue, war, morning, travel, fast, west, Miami, New York, bay, ship, happen, question, short, black, long, song, family, body, soon, bird, ever, finish, girl, boy, baby, world, pax, face, watch, horse, stop, friend, jeep, car, mark, music, paper, children, next, now, Brown, rock, fire, life, night, start, manager, Medellín city, like, many, time, show y muchas más, confort, man  pero todas pronunciadas con acento paisa.

Lugares cobraron valor, Envigado, Aranjuez y Barrio Antioquia, La Ceja, Rionegro, la Estrella, Moravia, Medellín, no solo en el contexto nacional sino internacional.
Las películas que pasan de los carros, de los objetos, de los vestidos eran cálidas, vistosas, llamativas, fosforescentes, plateados.

Aunque el gobierno hacían olvidar el nombro propio, en el bloque de búsqueda, muestran la visión oficial de su poder en la guerra de Medellín a partir del lenguaje; de estos muchos fueron acribillado y destruidos los lugares donde se les dio muerte,  otros morirán en las cárceles de Estados Unidos como La kika (Dandenis Muñoz Mosquera). 

El Director de la cárcel de Envigado se suicidó después de la fuga De Pablo Escobar,  murió después de dispararse en el Seguro Social de Envigado. Al abogado de Pablo Escobar lo asesinaron frente al Edificio Coltejer, El cartel de los Pepes le colocó bombas a Drogas la Rebaja de Medellín, un helicóptero sitiaba la ciudad día y noche, las fiestas , rumbas y juegos en las canchas terminaban en masacres, al Edificio Mónaco, lo dinamitaron y Manuela la hija de Pablo quedó con lesiones en los ojos, al hermano de Pablo El osito le entregaron en prisión una carta bomba que daño sus ojos, era guerra sucia de parte y parte donde la población civil moría de miedo y con el cruce de balas, ya no había distinción entre bueno y malo, solo un lenguaje la muerte y desesperanza.

En esta época proliferaron los escuadrones de la muerte, grupos privados que buscaban eliminar ladrones, atracadores y secuestradores, con el fin de alcanzar la denominada “limpieza social”. Paralelamente, estudiantes, profesores, sindicalistas, líderes políticos y defensores de los derechos humanos fueron perseguidos y asesinados por paramilitares en complicidad con agentes estatales (guerra sucia); causando temo (López,  2013).

Entre estos apodos están: kika, El Loco, Pinina, el Chopo, el negro,  el arete, Popeye, Tyson, Otto, el Mugre, titi, Palomo, Enchufe, limón, Chiruza, Zarco, HH, Priscos,  Angelito, gordo lapas, Jorge mico,  Icopo, tomate, Tato Avendaño, la Garra,  Risas, Rollo, Bocadillo, Misil. (Sócrates, 2019).

Se acentuó el ritual a María Auxiliadora, y algunos rituales de grupos sicariales, bendecir el arma, rezarla, para los ventero besar y bendecir el billete de la primera venta, alumbrados, fiestas navideñas cargadas de luces, color, pólvora, propias de las tradiciones pueblerinas.

Se puso de moda la comida chatarra, ya no se querían los platos tradicionales de mamá, las hamburguesas los perros, la Coca-Cola.

En el centro de Medellín se abrieron negocios  de cafetería aprecios módicos: Crosan , pastel de pollo , pastel de queso, buñuelos, empanadas, tortas, arepa de huevo,  torta de pescado, café con leche, gaseosa, todo a $250 pesos; con precios que hasta las abuelas llevaban sus paquetones para el hogar y de excelente calidad; el paraíso duró  hasta que la harina y el azúcar subieron de precio;  de esos negocios con nombres paisas, que así es su apetito, entre los que se destacaban el "Embuchadero", el "Jartadero" sólo quedaron tres negocios del "Tragadero", uno en la Candelaria, otro en la Avenida Oriental y otro más,  subiendo  por Maracaibero y a precios altos con escasa clientela, pero de excelente calidad. 

Nunca el pueblo paisa olvidará las Hamburguesas del Oeste con ese agradable sabor y esas exquisitas ensalada,  donde no había limite para acariciar el apetitoso deleite en todo Junín con la Playa. 
Paginas imborrables de esa Medellín que se hace querer.


Los jóvenes se calviaban y mimetizaban con gorras, tenis, jean, se cubrían  el rostro con capuchas, los vidrios de los carros eran oscuros,  para mimetizarse para evitar ser reconocidos cuando cometían delitos, las mujeres usaban chicles, minifaldas, blusas ombligueras, pijamones, escotes, transparencias, pelucas.

El inglés manejaba los medios, la música, películas, modas, personajes, cultura en general, veamos:  Se impusieron los nombres en inglés y esnobismos: Willian, Jhon, Alexandra, Alex, Alisson, Llison, Andrey, Brandon, Pool, Werika, Dany, Emily, Dayana, Dana, Daly, Johana, Cristian, Elvis, Cindi, Charles, Alisson, Alfred, Allison,  Yeison, Janneth, Dikson, Jimmy, Richar, Efren, Danny, Dolly, Elvis, Wilmar, Jonier,  Mary, Tatiana, Didier, Alfred y no faltó quien se llamase Hitller. Aunque para redimir el dolor las madres escogieron nombres bíblicos para sus hijos.

Las camisetas llevaban términos en inglés  al igual que muchos jóvenes actuales se ponen la camiseta de Pablo escobar en oposición a las campañas de gobierno” póngase la camiseta” y estas llevan imágenes y logos de proyectos municipales.

En la publicidad estaba Fanta, Castalia, modas de vestir bota campana, la leche Nido, televisores de mesa Motorola, Phillips, los globos en navidad con boletas colgadas, las palomitas de maíz en salas de cine, junto a los parques de la ciudad, los radios transistores con las pilas everyread, el Renault 4, el Mazda, las cámaras con royo kodak, prensa escrita, vestido de novia sin escotes, figuras de fisioesculturistas, McDonald’s, El minuto de Dios, la feria de toros, la colección de caramelos, el yoyo, la pirinola, el rock, Fredy Mercury, baladas en inglés, el metal  Michael Jackson, chicles Adams, hacer rifas anotando en una hoja, bailes y velorios en las casas, los paseos de los colegios, idas al circo, juegos en la calle, cassetes, DVDs, CDs, El Juicio, La mala Hora, El precio es correcto, El gallo de oro, Compre la Orquesta,  La viuda de Blanco, Quiere Cacao, Pero sigo siendo el Rey, Gallito Ramírez, Caballo Viejo, Sábados Felices, Magazin Caracol, Estudios Gravi (2015). Plaza Sésamo, 'Los Simpson', 'Dallas, 'Dinastía', 'Falcon Crest', 'La guerra de las galaxias, 'Tiburón', 'Los Vengadores, 'El padrino', 'El exorcista', 'Casablanca', 'E.T. el extraterrestre', 'Matrimonio con hijos', 'La ley de Los Angeles', 'ALF', 'El coche fantástico', 'Cheers', 'La hora de Bill Cosby', 'Fama', 'Magnum, P.I.', 'Star Trek: la nueva generación', Redacción Fotogramas (2016). Tortugas Ninja, Los Superheroes, Batman, Heidi , Candy Candy, Mazinger Z, He-Man y los Masters del Universo, Daniel el travieso, Defensores de la Tierra, M-ilenio Digital (2015).

Canciones en inglés escuchadas por los jóvenes a alto volumen Billy Jean – Michael Jackson,, Africa – Toto, Girls Just to Want a Have fun – Cyndi Lauper, Every breath you Take – The Police, Karma Chameleon – Culture Club, Like a Virgin – Madonna, I want to Break free – Queen, Wake me up before you go go – Take on me – A-Ha, Livin' On A Prayer – Bon Jovi. (Mejia, 2018). Canales televiasivos: PUNCH, Colombiana de televisión, JES Televisión, R.T.I., Caracol.Lenguajes extraños construidos, al decir de la gente de buenas costumbres, bajo la influencia delos sahumerios y las pastas de seconal. La  plomonía, La epidemia grande de fin de siglo en la ciudad de Medellín.

«Los paisas somos unos putas para todo», «Yo soy hijo de esa guerra», «Pablo y esosguerreros se quedarán con el negocio, son imparables», dijo a sus viejos socios recomendándoles que se retirara. «Cuando había guerra había plata», "Hágale, patrón" y le soplábamos la hoguera de la guerra, la hoguera que al final se lo devoró.» Eso es difícil, ese man se la pasa en Nueva York, «Claro que podía salir, pero no sólo no salió sino qu le prohibió a todos que lo hicieran. "Se los pillan en un retén y me dejan a mí aquí colgado de las güevas", decía». «No, Patrón, esta vuelta está caída, no mate esos manes», "Patrón, ahí están los helicópteros”, le gritaba Popeye. "Quédate quietecito, hombre, que el Medellín va a meter gol, güevón". "Patrón, es que ya vienen encima. Espérate, espérate, espérate... ¡gol, gol, gol!". Y se puso a cantar el gol ahí. Así era él.», «Está muerto nuestro Pablo Escobar». La gente se enloqueció, gritó, tiró cosas, se dio golpes... «¡Se murióoo! ¡Lo mataron! Se acabó todo, estamos muertos, nos llevó el putas».

Los galafardos  soñaban con dólares,  dolaritos, dolorosos...  Para buscarlos, Darío como nombraban a los manos de seda que despojan a las víctimas de sus billeteras, sin dolor, sin  Viajaban a Panamá, Caracas, Puerto Rico, Nueva York a robar en el metro, en los autobuses y en las calles, y regresaban a darse vida de  bacanes,  a darse la vida  suave  en bares y prostíbulos, luciendo buena pinta, buen charol y buenas nenas. 

Que la marihuana enloquecía, decían los voceros públicos; Darío Pestañas y otros galafardos no hacían caso, además de fumarla la exportaban, aprovechando la vecindad de su barrio con el aeropuerto de la ciudad. Llevar una maleta con yerba a Estados Unidos en aquellos tiempos, sin inmigración, sin control aduanero, era fácil. «Un negocio para bobos”, dicen. …emandaron cocaína, y ellos, ni cortos ni perezosos, le arrancaron el poder a  la nieve, que se consolidó en el mercado; aprendieron que, como solían decir, «en cuanto a potencia para el dinero, la marihuana es como la plata, mientras la coca es más que el oro». (Salazar, (2001).

A continuación se presenta, conservando la escritura del periódico, el cuadro número 1, que recoge una muestra significativa tomada del Excelsior de México: Periódico Excelsior:

 Narcoliteratura, narcomantas, 'narcoempresas', narcodependiente, 'narco', narcocorrido, "narcopolítica", narcoejecuciones, narcofosa, narcoviolencia, narcotiendita, narcosoldados, narcopolítica,  narconómina,  narcochica,  narcopresidente, 'narcomodelo', narcofiestas,  narcojuniors,  "narcomatanz, narcobloqueos,  narcoposada,  narcoperredista,  “narcocamioneta” ,  narcojunior narcotúneles narcovirus narcocentro narcochangarros 'narcosubmarino' narcoavión 'narcopolicías',  narcosicarios, 'narcolanchas', narcomenudeo, narcocampañas, 'narcofiesta', 'narco', "narcosubmarinos"¸  narcoauto¸ narcovenganza, narcopalenque, narco-armas, narcocasa, narcovideo,  narcoconquista, narcolaboratorios, narcodólares.  

Palabras encontradas en Excelsior de México. Palabras, 'narcoguerra', antinarco, narco-estado, narcoguerra,  narco-Estado,  narcotest, narcomenudistas, narcorrutas,  'narcofutbolistas',  cibernarcos,  narcomenudeo,  narcosubmarinos,  'narcoviolencia', narcocoron,  narcoaldeas,  narcolandia, 'narcos'. Palabras encontradas en El País de España. (Castañeda, 2013, pág. 217).

Periódico el Tiempo:
 Narco-criminales,  narcocultivos,  narco-hampón,  exnarcoterrorista,  ''narco-corridos',' narco hot,  narcocasetes,  narcoparamilitarism,  narcofinal¸ 'narcopolítica', narcocultura, narca,  narco-biyuyo,  'narcotour,  narcomico,  'narcoarca',  'narcocombo',  'narcoestado', narcorrutas,  'narcos',  'narcoparas,  narconegocio,  narcoguerrilla,  narco-terroristas,  narcoempresario.  (Castañeda, 2013, pág. 218).

Periódico el espectador:
 narcoimperios,  narcotraficando,  narcolombianas,  narcos,  “narcosocio‟, narcouribista,  narcoliteratura, narcofarc, „narcoparapolítica', Varitonarco, narcocorrea, narcoextravagancias, narcosantistas, “narcoemporio‟, narcofarisada, paranarcos, “narco novela” , desnarcotización,  narcomamertos, narcocultos, narcoparaco,  narcoparamilico,  narcocolombia,  pornonarconovelas. Palabras encontradas en El Espectador de Colombia. (Castañeda, 2013, pág. 18).

El Colombiano Semana Cambio:
 "narcocasetes", narcovueltos, 'narco', narcolavadora, 'narco', narcoeconomía, 'narco-finca, narcocasetes, estética 'narco', narcotelevisión, narcofinanciación, “narco”, narco series, narcolavadora, narcoavioneta, narcoguerrillero, narcochicharrones,  narco México,  "narcoturismo",  Narcomilitarismo.   Cuadro 5. Palabras encontradas en medios nacionales y regionales. (Castañeda, 2013, pág. 19).

De la misma manera, la BBC de Londres y el diario La Nación de Argentina incluyen el término narco- en algunos de sus informes y crónicas, veamos en el Mundo Clarín BBC Nación:

Narcoglamour,  narcoguerra,  "narcoglosario”,  "«narcosicarios»,  narcomensajes,  narcocorridos,  narcomundo,  narcos,  narcolaboratorios,  narcosanto,  narcocultura,  narco colombiano,  narco,  narcos,  'NARCO' LENGUAJE,  “narcolavado”,  'narco sicarios',  narcoavión,  narco,  narcolavado,  narco hot,  “narconovelas”,  narcos,  narco-lavado,  'narco esposas,  narcotelenovel,  NACO-ESTADO,  narcotelevisión,  narcoavión. (Castañeda, 2013, pág. 20).

En la siguiente lista  se presentan las palabras con narco- halladas en otros medios y que registran pocos ejemplos:
Otros periódicos:

 'Narcoboda',  narco-para,  narcocorridistas,  NARCOPARAPOLÍTICA,  NARCO-GOBIERNO,  'NARCOMANDATARIOS',  "narcoterroristas",  NARCODEMOCRÁTICA, narcorrepresalias,  narcomascotas,  “narco style”,  “narcodólares”,  "narco-chic",  Narco-Arquitectura “narcoencomiendas” narcotoyotas “narcoencomiendas” La 'narco' música narco– computador “narcocultivos, narcogallina, Palabras con narco- halladas en otros medios. (Castañeda, 2013, pág. 21).

Con el auge del narcotráfico y todos sus elementos concomitantes ha proliferado en los medios masivos de comunicación, tanto nacionales como internacionales, la formación de léxico con la palabra narco, especialmente palabras compuestas. A pesar de que la Real Academia de la Lengua incorporó desde 2001,  tanto el acortamiento narco como el elemento compositivo narco-, aún los distintos medios impresos no unifican las formas de escritura, tal como lo regula la Academia.

 La inconsistencia, con respecto a la escritura, es tal que un mismo periodista escribe de manera diferente la misma palabra, aun en un mismo texto. En la medida que el narcotráfico es un fenómeno transnacional las palabras que se crean con el elemento compositivo narco traspasan las fronteras. La lengua proporciona a los hablantes los elementos para crear y transformar nuevas palabras y expresiones. La mayoría de las palabras formadas con narco son compuestas, pero también se forman derivadas y simples, cuando es un acortamiento y se utiliza como palabra independiente. (Castañeda, 2013, pág. 21).

Concluyendo, el discurso como práctica de los miembros de una sociedad: Tanto el discurso oral y escrito,  son formas de prácticas sociales en contextos socioculturales; no sólo somos usuarios de una lengua sino también somos parte o miembros de un grupo, institución o cultura. Mediante el uso de la lengua, entre otros, desempeñamos roles, afirmamos o negamos, estamos de acuerdo o desacuerdo, pedimos o damos información, adquirimos conocimiento e, incluso, dice van Dijk, somos capaces de "desafiar" una estructura social, política o institucional.

En este sentido, habría que agregar que no son muchas las especialidades del saber humano capaces de ofrecer oportunidades válidas para entender cómo los hablantes usan una lengua, piensan, e interactúan "reproduciendo" de esta manera, su pertenencia grupal, y sociocultural; ello desde el diálogo cotidiano con la formalidad del discurso científico, o desde lo cotidiano a la rigidez del discurso pedagógico en el aula, entre otros. El camino de la ciencia del lenguaje en las décadas venideras será textual, discursivo, comunicativo, crítico e interdisciplinario.

Todo acaecer humano tiene su principio y fin,  desde lo cotidiano, desde lo pragmático, desde el lenguaje humano,  que construye realidades, que da sentido  al acto humanos, que buscan entender ¿qué pasó y porque pasó? para retomar las riendas, en tal sentido,  con el tiempo se vino a saber que los afanes ideológicos eran menos sólidos que los deseos de quedarse con una tajada del negocio. Se trató de una de las más explosivas mezclas, alimentada por el combustible de la droga que derivaría en un desmantelamiento e infiltración del Estado, aumento de los niveles de corrupción, atrofia de los valores (enriquecimiento fácil y rápido), y narcotización de las relaciones con los Estados Unidos.

El resto fue el capítulo final del operativo. De esta forma acabó uno de los capítulos más dolorosos de la historia reciente del país. El narcoterrorismo amainó o pasó a manos de otras organizaciones criminales. Lo que no declinó en absoluto fue el negocio del narcotráfico. Se difuminó, asumió otros diseños organizacionales y sus miembros aprendieron la lección de no meterse de lleno con el establecimiento. (López,  2013).


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