UN GIRASOL
Un sol que brilla allá en lo alto
cortejando un girasol,
un girasol cortejando una abeja,
un gato dormilón en la alameda
Un grito de alegría abriendo
morada en un pasillo,
y tu apacible mirada si decir nada,
sin más explicación que un suave suspiro,
con el rostro erguido,
con la serenata de tus ojos
silenciando miedos,
que tiemblan al abrigo del saco
medieval que descansa
en el perchero del Sacro Tribunal.
Larga espera,
donde cruzan los colores de la navidad,
renaciendo en la sonrisa de un niño,
¡una tregua para escapar de la soledad!
Cerca muy cerca se aproxima la
venta de un día, de dos, de todo un año,
del fruto que en sazón madura,
y aún dudas del paraíso
donde el cielo se desnuda
para calmar el dolor
que tu pecho anuda.
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