domingo, 29 de enero de 2012

RASGANDO EL CIELO

Si no son las cámaras, siempre habrá un metal que le construirá cercos a la libertad; éste, es el precio que tenemos que pagar, por atesorar  la propiedad, aunque por ello,  no la podamos a plenitud disfrutar.

RASGANDO EL CIELO

En lo más puro
que envuelve el cielo
se esconde
el cortante acero.

Ese capaz de herir,
y hacer sangrar
a la paloma torcaz,
que con celo cuida su hogar.

Acero que encierra,
acero que en la oscura
noche brilla,
arrancando la raíz
de la esquina.

Metales que envuelven,
 circulan, serpentean,
prometiendo curar males,
sembrando de luces el aire.

Serenatas de trombón,
acogen altares de azahar,
dejando correr el sabor del limón,
robando la calma,
dejando su dardo en el alma.

Frágil mariposa,
de alas rotas,
de nada te valió
camuflarte en tu baldosa.

Las blancas gasas del cielo
se tornaron rojizas
tempestades al suelo cayeron;
al llegar el sol
todo borró.

Los candados sin dueño,
cayeron de la oxidada cadena,
ese día,  las fortalezas
sus puertas abrieron,
las hojas cruzaron la cerca.