“Ni la bestia ni Dios se plantean
problemas. La una porque no piensa y el otro por ser omnisciente. Pero para nosotros,
mortales humanos, es la vida laberinto y duda, porque nos encontramos a media
agua: partimos de un saber que en buena parte es ignorancia.” Rodolfo de Roux,Elogio
de la incertidumbre. Bogotá, 1986.
Mapa
conceptual sobre la práctica Investigativa en Ciencias Sociales. Jiménez y
Torres (2006).
Cuando surjan en la
teoría casi tantas orientaciones especiales como disciplinas científicas
especiales existentes, debemos volver al problema de la metodología.” Hugo
Zemelman, Los horizontes de la razón.
Los objetos de investigación se plantean más
que un reflejo de la realidad concreta, como una construcción que realiza el investigador,
en donde entran en juego los presupuestos teóricos y las referencias empíricas
que hacen parte de la realidad; en donde se construye paso a paso la construcción del objetos de estudio, enmarcado
dentro de una teoría.
Es importante destacar que la teoría también
orienta el diseño, en la medida en que influye en la decisión de las preguntas
e hipótesis que orientarán el trabajo, el tipo de información relevante y las
fuentes importantes, así como, parcialmente, en la definición de criterios para
organizar y analizar la información.
Finalmente ha de señalarse que la teoría
opera como marco de interpretación de los datos obtenidos, estableciendo las
posibilidades o límites de sentido, guiando su lectura y relacionándolos con el
acumulado de conocimientos existentes.
En
términos generales, la teoría permite, en cierto modo, mirar los hechos,
organizarlos y representarlos conceptualmente, pues facilita la organización de
la información y hace explícita la simultaneidad. Permite construir un
correlato o modelo conceptual apropiado al objeto de investigación o a los
hallazgos del análisis, constituyendo una base importante para la construcción de modelos
conceptuales propios.
“No se trata de hacer una suma de
la ecología y la sociología (un metarelato); tampoco de encontrar el sentido en
el fundamento proporcionado por un sistema cerrado, o en una teoría general de
cualquier naturaleza, sino más bien, de encontrar en el razonamiento
constructor la condición básica de las posibilidades de autodeterminación de
los individuos y de los conglomerados sociales en su esfuerzo por construir el
futuro. Hugo Zemelman (1992).
¿Para qué
construimos el conocimiento a partir de la racionalidad como una forma de
enriquecer las visiones del mundo? Zemelman H. (199
“Participamos de la voluntad de transformación de la
sociedad y del hombre mismo, comprometido en la decisión de pensar en su
futuro, rompiendo los bloques históricos y gnoceológicos que le impiden
vislumbrar algo nuevo fuera de lo que define como inexorable.” Hugo Zemelman
(1992).
Tabla de contenido
1. ¿Para qué construimos el conocimiento a partir
de la racionalidad como una forma de enriquecer las visión
2. Conclusiones
3. Bibliografía
4. Anexos.
- ¿Para
qué construimos el conocimiento a partir de la racionalidad como una forma
de enriquecer las visiones del mundo? Zemelman H. (1992).
Los cambios y procesos
históricos plantean el problema de quiebre entre los límites formales de la
realidad para rescatar el carácter no acabado del conocimiento y el proceso de
su transformación de la conciencia social.
La compleja tarea anterior, exige la articulación de los diferentes objetos posibles a construirse;
pudiendo elaborarse en función de diferentes recortes parametrales, replanteando
la objetividad que se ha dado como realidad y aquella de la que no escapa el
campo de la investigación.
Para abordar esta importante
tarea, resulta útil establecer una relación de conocimiento, que permita configurar un recorte, en el cual se puedan identificarse las
diferentes posibilidades y opciones de construcción de los objetos teóricos.
La cosmovisión que se
obtiene de estos universos, objetos y
construcciones o parcelas de conocimiento, permiten la delimitación
problemática, en la que se pueden
distinguir diversos objetos posibles de
teorización.
Se requiere igualmente, para esta compleja tarea, elaborar una construcción, entre poder y libertad, entre
verdad y lucha, entre hecho y esperanza, tras una incesante búsqueda en la que subyace
de forma furtiva lo establecido.
Lo que se pretende con esta búsqueda, es encontrar lo
que se oculta profundamente en el orden manifiesto de la realidad; ello se logra sistémicamente, superando los
obstáculos de las referencias conceptuales y culturales
interiorizadas, liberando de toda
atadura a las formas, lo acabado
e inacabado, guardando prudentemente el distanciamiento creativo y apropiador; guardando el beneficio de la duda, manteniendo todo el tiempo una alerta y
cuestionamiento conceptual de la
realidad.
Este panorama así planteado,
coloca
al sujeto social, al sujeto
investigativo, abierto a la discusión
epistemológica, con un espíritu encaminado a superar el mundo de la inercia, de
las verdades acabadas y preestablecidas, propuestas por las estructuras oficiales políticas y
culturales, las cuales impiden discernir
aquello que se ha internalizado como
verdad en la profunda conciencia del colectivo social.
En este sentido, la historia del hombre se encuentra demarcada por los grandes esfuerzos que realiza el sujeto cognoscente para
liberarse de estas trabas del pensamiento y de la imaginación, entre las que
cabe destacar, la ciencia y el arte, como expresiones genuinas de un espíritu humano crítico, creativo y transformador.
La apropiación de la
realidad se corresponde con una ampliación de la subjetividad, pues la relación
que se establece con aquélla, no
consiste estrictamente en formular proposiciones en las que se contengan
afirmaciones de propiedad que deban ser constatadas, sino en vislumbrar las que
sean posibles, y lo que
con ellas se puede hacer.
Se busca un hombre cuestionante, que no se quede en un
punto, en una recta, sino en la imagen
que conforman dichos elementos y todas las posibilidades que le brindan dichas
formas, para recrear y transformar su
realidad.
Si la realidad es una
síntesis de los triunfos y fracasos de los hombres, su desafío estriba en
pensar la racionalidad desde el hombre y no desde un modelo de hombre; hacerlo
desde sus sombras, contradicciones, temores, creatividad, engaños y certezas,
para no falsear la razón a partir de una pura e ingenua imagen de lo humano,
sino más bien apostar a ella, desde las
flaquezas humanas, pero también desde sus sueños, desafiando sus temores y limitaciones.
¿Cuántas limitaciones son reales, y cuántas debemos pagar por vivir en una
sociedad alienante que dimensiona al hombre, lo mide, evalúa y programa con el
simbolismo del tricolor, el número, la
letra, la fila y el cuadro?
En cuanto a las visiones de
la realidad y lo respecta al hacer (valórico y opcional), se puede afirmar, que ambos cumplen una función en la relación
de apropiación, aunque ponderada de manera diferente. El hacer o producir de
los modelos teóricos o conceptuales, tiene un papel de carácter altamente gnoseológico, planteando problemas de orden
conceptual que deben ser remitidos al plano de la acción, una vez que se hayan podido abordar.
Constituye un imperativo
gnoseológico y volitivo para construir lo inédito. Ello supone no aceptar
quedarse dentro de la estabilidad guarnecida por los límites; por el contrario,
se plantea la obligación de embestirla en la búsqueda de una utopía,
representada en la lucha por una conciencia protagónica, y así poder avanzar
para enriquecer la apropi- acción de la realidad, aprobada como horizonte que
desafía el nuevo objeto a la voluntad consciente.
Superar la diferencia entre
existencia y significado, entre hecho y saber, transformando la subjetividad en
un nuevo horizonte de realidad posible de convertirse en contenido de nuevas
experiencias, significa el rescate del sujeto como forjador de rumbos, en el marco definido por lo necesario que
contiene una diversidad de sentidos, en
tanto opciones posibles de realidades.
Es en el sujeto nosológico, ontológico, desde lo interno y externo, que el individuo realiza las grandes
transformaciones, en contraste con la ideología,
que identifica a la realidad con una opción subjetiva, en la misma medida en
que la subjetividad del sujeto se hace realidad.
La apropiación de la realidad se corresponde
con una ampliación de la subjetividad, ésta,
comienza a tener cada vez mayor resonancia intelectual y ética, va
emergiendo paulatinamente en el lenguaje para articular contenidos teóricos con
horizontes históricos y sus opciones de construcción.
Dejarse inundar por lo
desconocido, como aquello que rodea y
que, a pesar de ser difuso, exige corporeizarse, newtoreizarse, eaistenreizarse, hasta poder contemplar
tanto, hacia adentro de lo que se impone,
como hacia fuera; poder irrumpir hacia lo no pensado; ello, supone un cierto poder desestructurante
que ponga en movimiento toda la vida del sujeto, en forma de poder abandonar,
por un mundo deseable que incita a aventurarse al acecho por lo incierto, a
todo lo que es concebido como desafío;
incursionando en un nuevo mundo, el de la sinrazón, para llegar a la razón; y una vez alcanzado, falseado para llegar a una
transformación, abriendo las puertas a las rupturas de los modelos que tienden a
tiranizar el espíritu humano, una vez
impuestos y convalidados.
La liberación de toda
atadura a las formas, es congruente con
la exigencia por lo inacabado; significa
enfatizar el rescate de la energía interna de los objetos para llegar a dar
cuenta de una realidad desplegada y de otra que se repliega; de una que es
manifiesta, y de otra que se hace
presente en virtud de su misma ausencia.
2. Conclusión
Para un uso de la teoría que sea
históricamente adecuado, se debe distinguir entre el pensar teórico, que alude
a la formación de las categorías de análisis, más que a la formulación de
enunciados de contenido sobre la realidad, y el pensar constitutivo del razonamiento
teórico, que expresa el esfuerzo para
aprehender el cambio de la realidad en todas sus formas y en todas sus escalas
de temporalidad y de espacio.
Las exigencias cognitivas que plantea el
sujeto cuando se le concibe como producente, obligan a articular dimensiones desde la
perspectiva temporal del momento y de la secuencia, lo cual quiere decir, que se tiene que destacar la dimensión del
movimiento interno, por encima de las
condiciones externas, aunque ambas dimensiones estén articuladas (necesidades y
posibilidades de viabilidad).
La subjetividad es un campo problemático que
conjuga las dimensiones micro, dimensiones y mecanismos para asumir el plano de
la realidad, y el producto de sus realidades inclusivas, requiriendo para ello, un espíritu crítico y libre.
La función de la crítica es contribuir a la
apertura del razonamiento, mediante la
construcción de la relación de conocimiento en que se genera la apropiación
gnoseológica de la realidad.
La construcción de conocimiento problematiza
el conocimiento acumulado de saberes y disciplinas, al posibilitar su apertura hacia nuevas
realidades, partiendo de la misma
realidad, apoyándose en las
premisas de la objetividad que obliga a traspasar el contenido de las
organizaciones conceptuales establecidas.
La coyuntura socioeconómica, cultural y
política, plantea el desafío metodológico que permite un proceso de construcción conceptual articulado a las
complejas e ilimitadas posibilidades del dinamismo estructurador y desestructurador, cuestionante
de sus prácticas, ideologismos y apegos políticosociales, procurando con dichas
cosmovisiones y praxis, dinamizar cambios de paradigmas y concepciones del
mundo y sus obsoletos modelos; para lograr tan encomiable tarea, al sujeto cognoscente
y ontológico, le debe asistir el
beneficio de la duda y una lucha
permanente contra la enajenación social.
De lo que se trata es de explicitar los
desafíos epistemológicos de la acción y de la función política del conocimiento
cuando se busca encontrar respuestas a ellos.
Entre lo que el sujeto es y el entorno que le rodea, existe un abismo, o bien un puente; situación que se
expresa en la necesidad de colocar al sujeto frente a lo conocido, como desconociéndolo, por lo mismo, la vigilia no es la realidad, sino un distanciamiento creativo y apropiador
de la misma.
Con el lenguaje y la investigación se abre
una salida a esta paradoja desesperanzadora, permitiendo discernir, cómo en tales quiebres se encuentra presente
una necesidad de realidad, ya que el problema de base, es si la cultura constituye un límite que
envuelve, manipula y absorbe, y cómo
salir bien salvados, estando inmersos en
ella, siendo producto de la misma.
Sustraerse de las
configuraciones tradicionales, conduce
indefectiblemente a la descomposición de los objetos; la historia de los rompimientos parametrales, sea en la ciencia, en el arte
u otras manifestaciones, esconde el secreto de la capacidad misma para poder
imponerse sobre la inercia, representando una conciencia protagónica que se plantea como
reto a todo ciudadano de la comunidad internacional y de forma especial a todo
investigador social.
1.
Bibliografía
Zemelman (1992). Los Horizontes de la Razón. Barcelona:
Anthopos.
2. Anexos
http://www.revistasbolivianas.org.bo/scielo.php?pid=S1490-23512009000100010&script=sci_arttext
http://f-origin.hypotheses.org/wp-content/blogs.dir/1344/files/2013/06/teorias.png