“La teoría y su
práctica pedagógica aparecen fundamentadas por disciplinas humanísticas como la
epistemología de la educación, la filosofía, la antropología, la psicología y
la sociología, en la medida en que en
cada período histórico de la humanidad se ha reflexionado sobre la concepción
del ser humano, su razón de ser, la construcción de humanidad y la forma cómo
lograrlo. “ Martisela Bermudez Asprilla (2011).
Tabla de contenido
1. Ensayo
sobre “La necesidad de la teoría en la investigación educativa"
2. Conclusión
3. Bibliografía
4. Anexos
Ante los cambios acelerados
de conocimiento y la diversidad de paradigmas, se requiere de profesionales
competentes que den respuesta a los problemas de una realidad compleja y
dinámica; que adopten una actitud reflexiva y crítica con respecto a la
realidad educativa, y que posean
idoneidad técnico-profesional para investigar científicamente esa realidad y
transformarla creativamente. Se necesita también de profesionales que se asuman
como pensadores, es decir, como sostiene
Paulo Freire (1988), que "realicen la tarea permanente de estructurar la
realidad, de preguntarle y preguntarse sobre lo cotidiano y evidente, tarea ineludible para todo trabajador e investigador social."
La teoría es el fundamento
de toda vida social, es el marco de
referencia en el que se fundamentan las distintas instituciones sociales y los
sistemas que lo conforman, por ser
construcción humana, histórica, lleva
implícita sus ideologías, creencias, necesidades, deseos, filosofías,
principios y valores.
El trabajo de todo
investigador social ha de tener presente
estas premisas básicas al momento de realizar su investigación, porque
no se parte de una tabla rasa, las teorías siempre han estado allí, dándole sentido a las clases que han detentado
el poder históricamente, llámense aristocracia, monarquía, o la actual democracia capitalista.
La teoría imprime a la vida
su forma, se refleja en el comportamiento
de los sujetos investigados, el
mismo autor ya está inmerso en el mundo de las teorías propias de la disciplina
de su formación y las propias del tema que aborda, nadie tiene una mirada
ingenua frente al mundo que le rodea,
porque pertenece a la generación del simbolismo, y navega casi inconscientemente en los
números y las letras. Cuando un ser
humano nace, recibe el legado del universo de las ideas y paradigmas del
momento.
Las ciencias sociales desde
el paradigma positivista pretenden describir teóricamente el mundo social, como orden dado, creando para ello, un método
y lenguaje universales, que las individualizan y les permitan analizar la realidad social en su conjunto.
La teoría se pone al
servicio de la comprensión y transformación de los problemas sociales, no representando un valor en sí mismo; siendo hija de ideologismos, prejuicios culturales
y paradigmas ya superados.
La realidad educativa es
dinámica, interactiva y compleja, está conformada por aspectos éticos, morales,
políticos y sociales que se prestan más a su examen desde planteamientos humanístico-interpretativos
(sin que ello implique el abandono de técnicas
e instrumentos de carácter cuantitativo).
Por este motivo, aumenta
el riesgo de imprecisión y subjetividad en las investigaciones, sin que por
ello se deba renunciar a ella; sólo a través de la teoría bien fundamentada, se logran jalonar procesos sociales que
dinamicen la vida de las comunidades.
Diversos autores han
hecho popular la idea de que un profesional en sentido amplio, debe relacionar
la teoría y la práctica, debe ser capaz de estar siempre en contacto con las
ideas más influyentes en el pensamiento
educativo, y a su vez, debe ser capaz de introducir mejoras en la
práctica Carr,
(1996).
Para los investigadores
sociocríticos, se debe desarmar cada
parte de la teoría del concepto para
aproximarse a la realidad; porque no es
la teoría la que determina la realidad, sino,
que es a partir de las realidades,
que se puede empezar a teorizar.
Todo conocimiento y saber
expresan una interpretación; la teoría
es un recorte de la realidad, que cada día se
va complejizando más, al incursionan en diversos terrenos
investigativos.
La teoría tiene otro
importante papel; éste consiste en orientar el diseño investigativo, en la
medida en que influye en la decisión de las preguntas e hipótesis que
orientarán el trabajo, el tipo de información pertinente a la investigación y
las fuentes relevantes en que se fundamentará ésta.
Como lo manifiesta Torres (2004), en su obra “La construcción del Objeto y los Referentes
Teóricos”, la teoría opera como marco de interpretación de los datos obtenidos,
estableciendo las posibilidades o límites de sentido, guiando su lectura y
relacionándolos con el acumulado de conocimientos existentes.
La apropiación de la
realidad se corresponde con una ampliación de la subjetividad, pues la relación
que se establece con aquélla, no
consiste estrictamente en formular proposiciones en las que se contengan
afirmaciones de propiedad que deban ser constatadas, sino en vislumbrar las que
sean posibles, y lo que con ellas se puede hacer.
Se busca
un hombre cuestionante, que no se quede en un punto, en una recta, sino en la imagen que conforman dichos
elementos, y todas las infinitas posibilidades que le brindan dichas
formas, para recrear y transformar su
realidad.
Zemelman H. (1992) propone
superar la diferencia entre existencia y significado, entre hecho y saber,
transformando la subjetividad en un nuevo horizonte de realidad posible de
convertirse en contenido de nuevas experiencias, significa el rescate del
sujeto como forjador de rumbos, en el
marco definido por lo necesario que contiene una diversidad de sentidos, en tanto opciones posibles de realidades.
En cuanto a las visiones de
la realidad y lo respecta al hacer (valórico y opcional), se puede
afirmar, que ambos cumplen una función
en la relación de apropiación, aunque ponderada de manera diferente. El hacer o
producir de los modelos teóricos o conceptuales, tiene un papel de carácter altamente gnoseológico, planteando problemas de orden
conceptual que deben ser remitidos al plano de la acción, una vez que se hayan podido abordar.
Constituye un imperativo
gnoseológico y volitivo para construir lo inédito. Ello supone no aceptar
quedarse dentro de la estabilidad guarnecida por los límites; por el contrario,
se plantea la obligación de embestirla en la búsqueda de una utopía,
representada en la lucha por una conciencia protagónica, y así poder avanzar
para enriquecer la apropi- acción de la realidad, aprobada como horizonte que
desafía el nuevo objeto a la voluntad consciente.
Para un uso de la teoría que sea históricamente
adecuado, se debe distinguir entre el pensar teórico, que alude a la formación
de las categorías de análisis, más que a la formulación de enunciados de
contenido sobre la realidad, y el pensar
constitutivo del razonamiento teórico, que expresa el esfuerzo para aprehender el cambio
de la realidad en todas sus formas y en todas sus escalas de temporalidad y de
espacio.
Las exigencias cognitivas que plantea el
sujeto cuando se le concibe como producente, obligan a articular dimensiones desde la perspectiva
temporal del momento y de la secuencia, lo cual quiere decir, que se tiene que destacar la dimensión del
movimiento interno, por encima de las
condiciones externas, aunque ambas dimensiones estén articuladas (necesidades y
posibilidades de viabilidad).
La construcción de conocimiento problematiza
el conocimiento acumulado de saberes y disciplinas, al posibilitar su apertura hacia nuevas
realidades, partiendo de la misma
realidad, apoyándose en las
premisas de la objetividad, que obliga a
traspasar el contenido de las organizaciones conceptuales establecidas.
La coyuntura socioeconómica, cultural y
política, plantea el desafío metodológico que permite un proceso de construcción conceptual articulado a las
complejas e ilimitadas posibilidades del dinamismo estructurador y desestructurador, cuestionante
de sus prácticas, ideologismos y apegos políticosociales, procurando con dichas
cosmovisiones y praxis, dinamizar cambios de paradigmas y concepciones del
mundo y sus obsoletos modelos; para lograr tan encomiable tarea, al sujeto
cognoscente y ontológico, le debe
asistir el beneficio de la duda y una
lucha permanente contra la enajenación social.
Para
Jiménez y Torres (2006), la
teoría permite, en cierto modo, mirar los hechos, organizarlos y representarlos
conceptualmente, pues facilita la organización de la información y hace
explícita la simultaneidad. Permite construir un correlato o modelo conceptual
apropiado al objeto de investigación o a los hallazgos del análisis,
constituyendo una base importante para
la construcción de modelos conceptuales propios.
Los objetos de investigación se plantean más
que un reflejo de la realidad concreta, como una construcción que realiza el
investigador, en donde entran en juego los presupuestos teóricos y las
referencias empíricas que hacen parte de la realidad; es desde allí, que se produce paso a paso, la
construcción del objetos de estudio, enmarcado dentro de una teoría.
Es importante destacar que la teoría también
orienta el diseño, en la medida en que influye en la decisión de las preguntas
e hipótesis que orientarán el trabajo, el tipo de información relevante y las
fuentes importantes, así como, parcialmente, en la definición de criterios para
organizar y analizar la información.
Igualmente ha de señalarse que la teoría
opera como marco de interpretación de los datos obtenidos, estableciendo las
posibilidades o límites de sentido, guiando su lectura y relacionándolos con el
acumulado de conocimientos existentes.
El replanteo teórico y el escepticismo acerca
de la significación social de la investigación
educativa no implican, obviamente, que no existan problemas que deban ser
investigados o que haya un debilitamiento de la capacidad investigativa de los
científicos de la educación.
Aspectos importantes al momento de teorizar, son
entre otros, las carencias en el
conocimiento, y la actividad de
investigación —a pesar de la falta de recursos, los problemas institucionales y
todos los elementos que comúnmente se encuentran en los diagnósticos de la
situación de la investigación educativa— son realmente relevantes para
dificultar o viabilizar el proceso de construcción teórica.
Otro aspecto que debe destacarse en este
análisis de construcción teórica, a
nivel de la investigación educativa, es la ausencia de paradigmas fértiles, lo cual provoca, sin embargo, un alto nivel de atomización en los esfuerzos
que se realizan y una baja capacidad de acumulación en los conocimientos que se
producen. De esta forma, los resultados generados en el marco de paradigmas conocidos, no agregan elementos
significativamente novedosos al conocimiento ya acumulado, y los resultados (o los problemas) que se
apartan de estos paradigmas, quedan
dispersos y carentes de una estructura teórica que los integre en forma
coherente.
Obviamente, la carencia o la producción de
paradigmas científicos, no es un
problema individual, ni sujeto a la voluntad de los científicos. El
conocimiento se genera socialmente y el conocimiento educativo no se aparta de
esta regla. Tadesco, (2014).
Miguez P. (2010) plantea que en ese proceso de producción teórica, ha de tenerse presente la figura del Estado, como productor de relaciones de poder,
dominación, el cual transversalmente determina todos los procesos que se dan en sociedad, sin que de él pueda escapar el investigador educativo y su
producción teórica.
Para
lograr entender tal dimensión, plantea que
el Estado no es sólo la “sociedad política”, la parte de la “estructura” que se
encarga de la coacción legal, sino también
la “sociedad civil”, los organismos privados que producen “consenso”, que
transmiten la hegemonía de las clases dominantes, poseedoras del monopolio intelectual y moral,
la dirección ideológica de la sociedad y no sólo de la supremacía económica. En
síntesis, el Estado de acuerdo con esta perspectiva, es sociedad civil, más sociedad política, hegemonía revestida de
coerción.
Estado es una categoría estructural, cuyo carácter capitalista no depende de las
personas que dirigen su acción ni de quienes se benefician con las políticas
estatales, el capitalismo monopolista de Estado, le asigna
al Estado un rol similar al de las teorías instrumentalistas.
La intervención cada vez más grande del
estado para mantener la dinámica de la acumulación, debe explicarse más claramente, y la
administración de los conflictos de clase, deben encontrar una teorización más
acabada, que la propuesta por las tesis
que simplemente introduce algún tipo de explicación política a los
tradicionales enfoques economicistas del capitalismo.
Es así, como la lucha de la humanidad desde
que se inició la acumulación de riqueza,
ha sido la de la lucha de clases;
la clase obrera tratando de asegurarse
un lugar, frente a explotación
capitalista, que entró en crisis desde
la primera guerra mundial, utilizó
paliativos para salir bien librado, adoptando
políticas neoliberales, librecambistas, globalizantes, como intento fallido para salir de éstas, lo cual agravó su
situación, porque en tal intento, en la mayoría de los casos, terminó por socavar la economía de sus países satélites.
Para comprender qué funciones cumple el
Estado, es necesario plantearse ante
todo la pregunta sobre ¿qué es el Estado y cómo funciona?
La forma Estado es una relación social de
dominación, pero también sus aparatos,
sus instituciones, sus políticas, forman
un conjunto con múltiples facetas, a las
que cada enfoque presta particular atención y que obligan a establecer
relaciones entre lo económico y lo político.
El debate contemporáneo sobre la naturaleza
del Estado ha sabido superar la división tajante entre lo económico y lo
político que pretenden establecer las ciencias
sociales. Los enfoques propuestos desde Marx a los escasos defensores
actuales del marxismo; sustentan la
caracterización de la presente
situación, desde una actualización de la
discusión sobre la naturaleza del Estado capitalista, lo que amerita una
revisión de los debates clásicos.
La teoría crítica surge para promover un
entendimiento de la situación histórica y cultural de la sociedad, con el propósito de generar acciones en torno a una transformación de ésta. Los
cambios que ha sufrido la sociedad como
consecuencia de las distintas relaciones de poder y opresión, la globalización y las distintas
problemáticas que la aquejan, han provocado que distintos autores propongan
un replanteamiento de ésta, lo que
influye en el proceso de investigación cualitativa que se desarrolla bajo esta
perspectiva.
La teoría crítica ofrece un esquema de
trabajo que supera la simplicidad, los estereotipos idealistas y la rigidez de
las conclusiones e interpretaciones convencionales sobre el progreso del
conocimiento científico en el ámbito social.
El
investigador crítico observa los hechos desde la perspectiva marcada por el
momento histórico, cultural y social de su tiempo, los cuales deben ser
observados en sus potencialidades y significados para ser comprendidos en el
contexto social e histórico en que se produce.
Una investigación educativa cualitativa, bajo
una perspectiva crítica, debe avocarse entonces, a abordar el hecho educativo desde la visión
de los actores involucrados en éste y en el momento en que se desarrolla. Esto
posibilitaría una adecuada comprensión y teorización de acontecimientos, conductas y
hechos que se presentan en educación.
Desde esta perspectiva, los docentes deben
incentivar estrategias para la emancipación de estos grupos, hacerlos
partícipes de toda propuesta de cambio educativo y social y de la lucha contra
el status quo que ha afectado a la humanidad.
El objetivo debe ser mejorar el proceso
educativo, mediante su entendimiento
“interno”, por lo que se necesita construir una teoría crítica de la educación
que ayude a la acción educativa, planteé propuestas viables y reales, adecuadas
a la sociedad y no simplemente “recetas educativas” que favorecen solo a unos
pocos. Es decir, se necesita tanto de una teoría crítica para la práctica, como de una teoría que construya la práctica.
Ese sería el reto. Gamboa, (2011).
Finalmente, la investigación social, caracterizada por ser
una investigación abierta, demanda una actitud y disposición científica
fundada en criterios de moralidad razonada. Todo acto investigativo es un acto
moral, racional y comprometido, por lo que se requiere de esa disposición para
la acción, desde el reconocimiento de la
voluntad para actuar y, por ende, para la transformación social. En efecto, la
investigación por ser un acto racional, sugiere un sentido moral acompasado con los
procesos que deriva, por lo que es inevitable hablar de ética investigativa;
tema que se sugiere para otra discusión. Meléndez (2006).
- Conclusión
Las teorías se utilizan básicamente para
permitir la construcción de los objetos de investigación, orientar la
definición de los diseños de investigación, apoyando el análisis e
interpretación de la información.
Los objetos de investigación en la actualidad,
se conciben, no como un reflejo de
realidad concreta, sino como una
construcción del investigador, mediada entre sus presupuestos teóricos y las
referencias empíricas de la realidad.
Con el lenguaje y la investigación se abre
una salida a esta paradoja desesperanzadora, permitiendo discernir, cómo en tales quiebres, se encuentra presente una necesidad de
realidad, ya que el problema de base, es
si la cultura constituye un límite que envuelve, manipula y absorbe, y cómo salir bien salvados, estando inmersos en ella, siendo producto de la misma.
Sustraerse de las configuraciones
tradicionales, conduce indefectiblemente,
a la descomposición de los objetos; la
historia de los rompimientos parametrales, sea en la ciencia, en el arte u
otras manifestaciones, esconde el secreto de la capacidad misma para poder
imponerse sobre la inercia, representando
una conciencia protagónica que se plantea como reto a todo ciudadano de
la comunidad internacional, y de forma
especial a todo investigador social.
El investigador tiene el deber de articular su trabajo a la
estructura social, desentrañando de forma aguda, las relaciones de poder que se establecen en
su investigación, la utilidad que se le dará a su trabajo, evitando ser un objeto más de la
explotación; para las clases que
detentan el poder, es tan valioso el oro,
como los ideólogos que con sus teorías, les perpetúan en el Estado, por ellos creado.
La clase burguesa procura en todo momento, asegurarse una posición de privilegio para
explotar cualquier forma de trabajo, incluso la del investigador, la cual, vigilan celosamente, como parcela de su pequeña burguesía, para
perpetuar su tiranía, garantizando su
ideología y la consecuente sumisión de
las masas y colectivos sociales.
El ser humano expresa su interioridad, mediante manifestaciones sensibles y toda
expresión humana sensible, refleja una interioridad. No captar, por tanto, en
una manifestación, conducta, hecho histórico o social esa dimensión interna,
equivale a no comprenderlo.
La investigación y la innovación educativas, constituyen quizás, las alternativas de mayor consistencia para la
sustentación de la anterior tarea, y de
las propias de un sistema educativo, inserto en continuas dialécticas y
transformaciones, mediante las cuales,
dicho sistema pretende alcanzar, de mejor manera, los objetivos que se ha
propuesto.
Ambas pueden contribuir a favorecer el desarrollo del sistema
educativo y la calidad de la educación que éste ofrece, sin embargo, no puede
afirmarse que lo hagan exactamente de la misma manera.
Ciertamente, se trata de una afirmación que requiere de análisis,
éste permite considerar que, desde un punto de vista, el investigador en
educación, está siempre interesado por
que las prácticas educativas ocurran cada vez de mejor manera; si las analiza,
si las describe, si las explica, si las representa, a través de modelos, en el fondo tiene la
intención de que un mayor conocimiento acerca de ellas conduzca, tarde o
temprano, a una transformación positiva en las mismas; esto pudiera ser el
sentido, de lo que se denomina como
actitud de innovación educativa, una especie de fin último, con el cual se realiza la investigación en
educación, aunque no necesariamente, cada investigación realizada culmine de manera
inmediata, con una innovación.
Si la investigación se convierte realmente en el sustento natural
de las innovaciones en educación, el sistema educativo encontrará en la
vinculación investigación-innovación, una de las fuerzas transformadoras que
tanto necesita.
3.
Bibliografía
Torres, C. (2004).
La construcción del
Jiménez y Torres (2006). La práctica
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Nacional.
Miguez, P. (2010) El debate Contemporáneo sobre el
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relación con el desarrollo y la crisis del Capitalismo. Universidad de Buenos Aires.
Melendez, L. (2006). Propuesta estructural
para la construcción metodológica en investigación cualitativa como dinámica
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Carr, W. (1996). Una teoría para la
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Freire, Paulo. 1988. “La educación como
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Tadesco, J, C. (2014). Los paradigmas de la
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Gamboa r. (2011). El papel de la teoría
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Disponible en:
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Droysen, G. (1858). "Grundriss der
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Ffm., citado por Mardones, José Ma. y N. Ursúa (1994). filosofía de las
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Zemelman
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Razón. Barcelona: Anthopos.