sábado, 27 de septiembre de 2014

Análisis de los diferentes procesos que concurren en un texto y son estudiados por la fenomenología y la hermenéutica

El conocer implica voluntad de pensar creativa y críticamente. Gregorio Valera-Villegas

  1. Análisis de los diferentes procesos que concurren en un texto y son estudiados por la fenomenología y la hermenéutica. Valera - Villegas, G. (2009).
1      NOMBRE DEL ESTUDIO
  1. CONSIDERACIONES FUNDAMENTALES
3. PROPUESTAS DEL AUTOR
4. ¿CÓMO LOGRAR APROPIARSE
DE ESTA PROPUESTA?
5. RETOS
6. METODOLOGÍA PARA UNA APROXIMACIÓN A  LA PROPUESTA
7. PRINCIPALES HALLAZGOS O RESULTADOS
8. IDEAS FUNDAMENTALES
  1. HERMENÉ UTICA
La Hermenéutica es el  ámbito más restringido de la lingüística, y particularmente en el de la pragmalingüística y de la sociolingüística; para esta disciplina,  discurso significa todo lo contrario al monólogo retórico, a saber: diálogo o conversación, lo que supone, por lo general, dos o a lo sumo,  unos pocos interlocutores que participen activamente en un intercambio comunicativo.
La expresión discursiva se puede considerar, desde el punto de vista de su construcción, como un producto ideológico o formación discursiva de carácter nomotético o ideográfico.
Desde el punto de vista del formato, la expresión discursiva se puede considerar como reflejo de una competencia discursiva, característica de los discursos bien formados.
El campo del discurso es complejo,  en él se entrecruzan los intereses de la lingüística, la semiótica, la crítica literaria, la psicolingüística, la sociolingüística, la psicología -cognitiva, social, clínica, la sociología, la microsociología, la antropología. Villegas (1993).

El discurso da cuenta más bien de la relación entre las intenciones del emisor  (destinador) -hablante o escritor- y las del receptor (destinatario) -oyente o lector-, implica los procesos correlativos de producción y comprensión,   siendo objeto de una hermenéutica interpretativa.
El texto, remite a la  emisión misma, al mensaje, en cuanto producto sensible -oral o escrito- y se convierte en objeto del análisis textual.
La coherencia no está sustentada en una construcción arbitraria de la mente del intérprete, sino  basada en las marcas que el autor ha dejado en el texto, y que deben ser igualmente objeto del análisis textual.
Este análisis hermenéutico es aplicable a la historia de vida,  como instrumento de recolección de datos en la investigación educativa. Villegas (1993).
A la luz  de ambos autores se debe tener una actitud abierta y creativa para comprender que lo que  da vida al texto,  es la dinámica discursiva que pone en juego,  tanto el autor en el proceso de su producción, como el destinatario,  en su interpretación.
Se llega a la comprensión del texto a través de la isotopía semántica,  haciendo  un análisis textual de las microestructuras.
El texto deja de ser un producto estático para convertirse en el lugar donde se entrecruzan las acciones negociadoras de destinador y destinatario.
Texto y discurso no pueden ser utilizados como sinónimos.
Resulta de gran importancia para captar contenidos organizar el pensamiento discursivo, entrenándolo a través del cuestionamiento permanente del texto y la autorreflexión, rompiendo mitos y esquemas, renovando los pensamientos, ideas y conceptos acerca del mundo, sus objetos y pensamientos de forma permanente.
Conviene tener  presente que el proceso de comprensión,  pone en juego múltiples actividades  cognitivas que van desde procesos automáticos de parsing sintáctico,  a operaciones más complejas,  como la aplicación de las macro-reglas de supresión, generalización y construcción, hasta la extracción del tema o la elaboración de micro y macro-estructuras.
Decodificar el texto a partir de la textualidad, co-textualidad y contextualidad, examinando la información homogénea y heterogénea, conectando microestructuras,  tendientes  a obtener la coherencia conceptual. Villegas (1993).
Hermenéuticamente ha de entenderse por discurso,  la manifestación del pensar, la comunicación  de una idea,  una forma directa o inmediata a través de intercambios interactivos -conversación- o de una forma indirecta y mediada a través de textos escritos o de mensajes orales audio-vídeo-grabados.
Las unidades discursivas constituyen los únicos rastros objetivos y racionalizados de la intervención de un agente en el mundo.
El análisis de la redundancia equivale a un análisis de contenido, aunque no sigue los criterios cuantitativos de este último.
-El discurso, como expresión del pensar, remite inevitablemente a la semiótica y a la hermenéutica, en cuanto implica al lenguaje,  como código de manifestación de un pensamiento, individual  o colectivo, que exige ser comprendido o interpretado.
El análisis del discurso requiere, igualmente, de  las disciplinas que faciliten la interpretación,   hermenéutica, serniótica y análisis textual,  sujeto emisor -autor del mensaje- y uno o más sujetos destinatarios -auditoria, interlocutor, lector, entre otros.- que coexisten y cooperan en su construcción.
La presencia del receptor viene garantizada por la relación con un destinatario concreto o ideal -el lector modelo-, que determina el éxito o fracaso del acto comunicativo.
El texto va más allá de una secuencia organizada de conceptos. Villegas (1993).

2 FENOMENOLOGÍA
Lo más importante no es ser alfabeto, leer y escribir;  es entender que  la constitución del su jeto lector, la posesión del don de la lectura, las relaciones entre lectura y cuerpo, lectura y habitus, lectura y conversión de sí, y la condición de proyecto inconcluso del sujeto lector.
Tras la lectura apasionada hay catarsis,  y todo un complejo proceso de autoexamen y vuelta  hacia  uno mismo.
“La paradoja de la creación novelística consiste en que el escritor debe dar en una obra que es forzosamente finita,  una realidad que es fatalmente infinita.” Nietzsche, F (1999).
A través del lenguaje, y de la experiencia que resuena en el sujeto, es posible re-lanzar una nueva experiencia, un pensamiento-palabra renovado desde esa subjetividad que asume y crea el sujeto lingüístico. Valera - Villegas, G. (2009).

Lo más importante frente a la filosofía, frente a la lectura de un texto, no es leer y leer,  sino sentarse pacientemente como lo hacía Sócrates con sus discípulos y escuchar con atención el texto, digiriéndolo, rumiándolo,  en cada palabra, en cada párrafo,  para luego, pensar, a imaginar, re-interpretar,  lo leído-escuchado.
Nietzsche nos invita desde su llamado arte del estilo,  a  comprender la exigencia de abrir los oídos hacia una escucha atenta para recibir eso que trata de transmitirnos el texto.
Con cada sintagma de la escritura, se busca una integración con el universo, con la  totalidad;  esa totalidad está, esencialmente, determinada por lo que el tiempo y la memoria hayan hecho de una existencia humana bajo la forma de experiencia. Valera - Villegas, G. (2009).

Orientar la lectura  hacia el Yo,  y hacia el mundo, examinando  las  estructuras que  determinan la totalidad del pensamiento, de los sentimientos y de los actos de la persona. Se trata de una lectura gestáltica, desde el sujeto hacia el mundo,  buscando,   comprenderlo e interpretarlo como totalidad.
Se debe leer consciente de lo que se es y de lo que el autor quiere transmitir, el acto de leer implica un encuentro con el mundo y consigo mismo.
Necesitamos como lectores por el hecho mismo de ser texto, o sea, lejanía del autor y de su tiempo, ser vividos totalmente en la mente de aquel en el lenguaje.
La lectura como conversión de sí se propicia en un lector situado, en un ahora, desde un pasado, lanzado a un por-venir.
La hermenéutica debería aportar todavía al análisis del
discurso una perspectiva ontológica e histórico-cultural que trasciende claramente
los límites de la lingüística.



Abrirse al texto desde la misma intimidad.
Incursionar en el mundo de las subjetividades.
Esta lectura no consiste en la realización de una exégesis, del mero preguntarse por lo que quiere decir, o quiso decir, tal o cual obra, implica un ejercicio de meditación de la lectura iquieta(nte) como conversión de sí, la cual  comprende:
-Apropiarse del pensamiento contenido en una obra para pensar y actuar como corresponde.
- Pensar el asunto mismo,  y sobre todo ejercitarse en el asunto en que se piensa, con la ficción e imaginación.
-Meditar la experiencia del pensamiento sobre sí, la construcción del sujeto lector a partir de lo leído.
La lectura enajenada es aquella en que no pasa nada en el lector.
Después de leer hay que escribir y releer, para lograr la re-creación, re-invención, como proceso activo y productivo de conocimiento.
Hay que Interrogarse:
¿Lector inquieto? O ¿escritor que inquieta? O ¿ambas cosas?
La lectura  comprensiva se hace pathos,  padecimiento y recibimiento para poder de esta manera,  captar ese estilo particular de transmitir lo padecido.
El hombre no es aquella entelequia ajena a la tierra y a la sangre, a la sociedad misma,  y a la historia de sus vicisitudes; sino un ser histórico que se recrea y reconstruye permanentemente a sí mismo, realizando lo universal,  a través de lo individual. Sábato, (1979).
La conversión de sí, en clave de autopilotaje,  puede representar un pivote para la constitución de una ética y una esté tica del yo.
- El modo de existencia de ser,  implica una relación viva y auténtica con el mundo.
-El acto de la lectura inquieta,  involucra una búsqueda de un saber de sí.
- La experiencia del yo-lector se da en la vivencia propia de la acción de la lectura.
El lenguaje es el que nos acerca o aleja;  el mundo que hemos construido es el mundo del lenguaje. Si el texto desaparece, desaparecerá con él,  nuestra identidad.
Sólo aquello que nos hiere, que nos imprime una huella, sirve al despliegue de nuestra vida.
“La paradoja de la creación novelística consiste en que el escritor debe dar en una obra que es forzosamente finita una realidad que es fatalmente infinita.” Nietzsche, F (1999).

Con cada palabra, con cada sintagma, con cada fonema, y morfema, con cada interrogante, con cada punto, no importa si es aparte o seguido;   el hombre crea el infinito cosmos  del Otro y Yo, uniendo el pasado con el presente, para decididamente lanzarse a su por-venir. 



   

2. Bibliografía
1. Valera - Villegas, G. (2009). Yo, otro y el texto. Una fenomenología de la lectura. Revista Utopía y Praxis Latinoamericana, Vol. 14, Núm. 47, octubre-diciembre, 2009, pp. 59-78. Universidad del Zulia. Venezuela.
 Recuperado de:
 http://www.redalyc.org/pdf/279/27911868005.pdf
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-52162009000400005&lng=en&nrm=iso&tlng=es
2. Villegas M.l (1993). Las disciplinas del discurso: hermenéutica, semiótica y análisis textual. Anuario de Psicologia. 1993, no 59, 19-60. 1993, Facultat de Psicologia Universitat de Barcelona.
Recuperado de:
 http://www.raco.cat/index.php/anuariopsicologia/article/viewFile/61203/88895.
Nietzsche, F (1999). Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es. Madrid, Edimat, p. 81.
Sábato, E (1979). El escritor y sus fantasmas. Barcelona, Seix Barral, p. 22.        [ Links ]