lunes, 4 de noviembre de 2013

Tus pupilas


Tus pupilas, serenas, profundas,
las llevo grabadas  en las mías.
Camino y aún recuerdo
 la profundidad de tu mirada,
con tantas cosas que decir,
pero han optado por callar.
Tus labios  a los que el tiempo
les ha negado  uno y tantos besos;
permanecen allí,  en espera silenciosa
con una esperanza  de fuego,
de un fuego  que el viento incesante apaga.
Y estas allí,  quieto…
silencioso, taciturno,  
pero estas allí,
¡mejor así!
para que sigamos siendo cielo y horizonte,
para que ninguno tenga que partir.
Fruto que se ha secado en la rama,
fruto que se ha negado a morir,
aún tus pupilas brillan,
cuando en las mañanas
 el sol empieza a salir,
 cuando en las tardes
  el sol empieza a partir,
cuando el aroma
de una voz cercana,
con un roce furtivo,
te hace sonreír,
aún tus pupilas brillan,

porque estás aquí.