sábado, 16 de noviembre de 2013

Perenne


 
 
Donde empieza a morir la belleza, la frescura de la vida, nace el artista para inmortalizarle en la memoria de la humanidad.
 



 
 
Entrégame esas manos
amplias, inmensamente grandes
de tanto trabajar.
 
Entrégame esas manos
cansadas,
deseosas de acariciar un pan.
 
Entrégame esas manos tejedoras
de cuentos e historias,
esas manos milagrosas.
 
Manos de mazo, que parten el hierro y el cemento,
entrégame esas manos doradas,  de tanto arar,
manos que esculpen el trigo que se va hornear.
 
 
Entrégame esas manos
que necesito sentirlas,
porque hoy  las quiero acariciar,
porque hoy las quiero besar.
 
Entrégame esas manos dibujadas de ramales
para perderme en su espesura,
para remontarme a las alturas,
entrégame esas manos
que hoy mis penas quiero calmar.