El texto seleccionado
por haber sido rechazado para el desarrollo de mi trabajo investigativo, corresponde
a la teoría genética sobre la agresividad en los niños: "¿Nacen los niños siendo malos?”
¿Cuál es el tema del texto?
El tema del texto gira en
torno a una explicación de como los genes determinan la maldad en el ser
humano, el gen MAO-A, también llamado el “gen guerrero”, es un recolector de
basura molecular que sintetiza compuestos químicos que producen la tendencia a
la agresividad y a la violencia descontrolada.
¿Por qué no aceptas sus ideas?
Durante el transcurso de la investigación del “bullying”, he podido encontrarme con múltiples teorías y posturas paradigmáticas, las cuales,
en su mayoría, establecen como determinantes de la violencia escolar especialmente, los
factores sociales, le siguen en orden,
los factores familiares; patrones de
crianza y los modelos de interacción familiar,
factores relativos a los roles asociados a cada individuo dentro del
grupo, factores cognitivos; las
experiencias de aislamiento social vividas, experiencias tempranas de privación
social; factores asociados entre
emocionalidad y agresividad.
Otros factores ambientales, la
exposición repetida a la violencia en los medios de comunicación y a los juegos
electrónicos, la violencia barrial. Dentro de todos estos factores, existe la
probabilidad de una mayor incidencia en el desarrollo de conductas agresivas en
los niños y niñas, las prácticas o
estilos de crianza y el clima familiar.
Entre los factores de riesgo del
acoso escolar se encuentran, en
particular el sexo, la edad, la agresividad, la falta de inteligencia y el
éxito académico, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad e
impulsividad, la baja empatía, la baja autoestima, la depresión y la
impopularidad.
¿Por
qué lo rechazaste?
Este artículo aunque me pareció novedoso, no lo acepté, porque en el acoso escolar intervienen
múltiples factores asociados con los orígenes, contexto social y cultural,
procedencia familiar, y nivel socio económico, para caer en teorías deterministas que centran
todo su valor para explicar el fenómeno del bullying, en teorías como la presente,
de corte estructural positivista y
mecanicista; teorías que han conducido a
evaluar y explicar los fenómenos sociales, aplicando el mismo racero de las
ciencias físicas y naturales.
Aceptando
esta teoría, o confiriéndole un alto
valor argumentativo en la explicación del problema objeto de estudio, sería retroceder; significaría en tiempos posmodernos, concederle de nuevo vigencia a las teorías
conductistas de la “tábula rasa”, como lo decía Skinner, entrégame un niño y dime lo que quieres que te
devuelva en la vida adulta, un médico, acaso un abogado o un delincuente, y así procederé mediante mis técnicas, el
condicionamiento clásico y operante, con base a estímulo respuesta, refuerzo
condicionado; como si fuéramos el conejo
del bebé Albert en los experimentos del doctor John B. Watson, o el perro Snuppy en los experimentos de Ivan Petrovich
Pavlov, entre 1890 y 1900, sobre la ley del reflejo acondicionado y
condicionado.
Considero
que toda teoría que cree sesgos, que
mira desde una sola óptica la compleja conducta del bullyng, la cual obedece a
factores multicaules, como se planteara anteriormente, debe descartarse de
plano, porque sería desandar lo trasegado, restaría valor científico a lo
abonado en el marco conceptual, situación que todo investigador debe vigilar y
controlar con sigilo, dado que una investigación de carácter científico debe
sobreponerse a los gustos, preferencias y caprichos personales, en aras de aportar a la comunidad científica y
al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades usuarias, las cuales
esperan prontas soluciones a las problemáticas que las afectan.
Nunca pensé que es más difícil escoger un texto descartado que un
texto avalado, porque casi siempre investigativamente vamos retroalimentando en
la búsqueda, desarrollos que
verdaderamente le aporten al enriquecimiento del trabajo documentado, y por lo
mismo, nos rodeamos de autores y obras
que servirán a la investigación, evitando
búsquedas innecesarias, desperdiciar
energías y tiempo útil para rotroalimentar y convalidar el trabajo desarrollado; aunque hablar de verdades en ciencias humanas,
en materia de la conducta individual y colectiva, resulta ciertamente riesgos y difícil, ello explica
porque se han creado tantos paradigmas explicativos, los cuales estamos en el
deber, como investigadores de conocerlos, respetarlos y concederles su justo valor, dado
que son una respuesta a momentos y
situaciones históricas, sirviendo de
soporte ante sus realidades, atendiendo
a los progresos y avances en materia de investigación, ciencia y tecnología.
Lo que si es cierto es que debemos ser selectivos y
cuidadosos, al momento de realizar la construcción de un marco teórico o
referencial que explique, fundamente y justifique el problema planteado y su
posterior desarrollo, a partir del
trabajo de campo, ello garantizará limpieza y seriedad, cualificando la producción
investigativa.