miércoles, 25 de diciembre de 2013

La natividad envigadeña

Navidad, tiempo para celebrar en el hogar; un momento para unir a los miembros que todo el año permanecieron distantes. Significa retornar a la familia compuesta de origen, para reafirmar sus vínculos.

Es en navidad, donde los corazones están más abiertos y vulnerables; tiempo en que las compras y ofertas tratan de cubrir los cumplidos, de colmar los vacios y temores por el año que fenece y el que empieza a nacer; ello explica la cantidad de rituales que cada cultura realiza para estas festividades de final de año.

En el municipio de Enviado, este 25 de diciembre, lo celebraron con sancochos; carne cocida, especialmente de cerdo, con plátano, papa, yuca, mazorca y aliños, comida típica de los antioqueños, nutritiva y suculenta sopa, que llena de entusiasmo por sus jugosas calorías, pero para esta fecha especial, fue preparado en fogón de leña, recordando el sabor hogareño de las delicias preparadas por las abuelas de antaño, estirpe de mujeres que llegaron, en una comunidad rural, analfabeta funcional, a procrear orgullosamente, un promedio de 12 hijos por hogar; aunque algunas lograron familias extensas hasta de 22 hijos, bajo el dicho paisa, “Cada hijo trae la arepa bajo el brazo”.

Lo importante de este día navideño, fue que sacaron a la acera, donde preparaban la sancochada en la calle, a aquellos miembros de la familia enfermos y olvidados. Los barrios de clase media celebraban alrededor de su hornilla, con olla gigante o paila, al son de la música vallenata, especialmente la de Diomedes Díaz, al cual, le celebraban su última estancia con su pueblo, haciéndolos vibrar durante décadas con su música, cantándoles a sus tragedias y alegrías.

Las clases medias se acompañaban de su olla, asados y “fogonada”, amenizando tan especial encuentro, con orquestas populares, degustando sus licores favoritos. Las elites celebraron en sus fincas, alejados del bullicio de la pólvora y las parrandas citadinas.

Lo verdaderamente rescatable de estas expresiones de cultura popular, ha sido, que sin importar la clase social a la que se perteneciese, aún persiste en su tradición decembrina, que para esta fecha, fue favorecida por un sol resplandeciente, el pesebre, las lucecitas y el árbol de navidad, salir a visitar alumbrados, los estrenes, los traídos y aguinaldos, la pólvora, que por más que se prohíba, por las víctimas que cobra, especialmente en la población infantil, no deja de ser, lluvia de sonidos que alegran, porque suenan a fiesta; los globos, que tantos incendios han ocasionado, los sahumerios, los paladares dispuestos a degustar las delicias de la cocina de la natividad, natilla, buñuelos, manjar blanco, vinos, exquisitas carnes, y ante todo, los corazones de las grandes familias y matronas envigadeñas y del mundo, abiertos al año que vendrá. De seguro que este 2015, será otro año que les ofrendará a sus familias completas, bienestar y felicidad.
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