martes, 12 de mayo de 2015

Lenguajes de guerra, lenguajes que matan


Es frecuente interpretar la guerra en Colombia en función de la extensión y el dominio territorial que pretenden poseer los protagonistas; las metáforas empleadas con este propósito se refieren a una lucha, cuerpo a cuerpo. Así, por ejemplo, Carlos Castaño, jefe de los grupos paramilitares, en las operaciones para ocupar una extensa zona del norte del país ha dicho reiteradamente: “No descansaré hasta no colocar una hamaca en la serranía de San Lucas”20.
En la retórica de los violentos encontramos un recurrente interés por mostrarse ante la opinión pública como defensores del interés común; cada grupo se adjudica el derecho de imponer su propia ley.
Una guerra justa se debe entender ante todo como una forma de conflicto beligerante con el propósito de establecer la justificación moral del acto violento; es decir, se requiere la mascarada que disfrace aquello que resulta moralmente condenable; por esto, la retórica de la guerra justa, el discurso general con el cual los muertos parecen doler menos.
En estos casos, que son una mayoría, las personas son reemplazadas por las grandes causas: “El Estado”, “Los narcobandoleros”, “Los raspachines”, “Los soplones”. Como resultado tenemos un incremento inusitado de los eufemismos y un diccionario alterno de frases y expresiones que conforman los discursos del conflicto.
REFLEXIÓN POLÍTICA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BUCARAMANGA / BUCARAMANGA / COLOMBIA / ISSN 0124-0781 De ahí que sea un recurso analítico tan empleado por algunos orientadores de opinión. La guerra obedece a unos patrones de comportamiento individual y colectivo que se traducen en un extenso vocabulario económico de costos y beneficios políticos.
Las claves para entender las masacres, los asaltos, las tácticas y estrategias, los secuestros, la extorsión, el chantaje, las amenazas, los desplazamientos de la población civil, la expropiación por vía de la fuerza, se encuentran en la aplicación intuitiva de métodos matemáticos, teoría de la probabilidad, teoría de la decisión racional y la teoría del valor, todo ello con el fin de proyectar una visión política de las causas que justifican las formas de lucha.
 La metáfora de Clausewitz es asumida como literalmente eficaz para interpretar la mecánica interna del conflicto. Conclusión Lo anterior puede ayudarnos a entender sintéticamente en qué consiste propiamente la aplicación de la metáfora.
 Primero, el Estado es identificado funcionalmente con una persona. Segundo, se transforman los caracteres cualitativos de los seres humanos en función de los costos y las ganancias cuantificables, esto es, se aprecia la guerra como una extensión de la política, propiamente en función de los factores de la economía política. Tercero, se acepta el presupuesto de la guerra como resultado de la racionalidad instrumental. Cuarto, se interpreta el conflicto armado desde sus ventajas económico políticas.
En la jerga militar se denomina fuego amigo o fuego aliado a los disparos provenientes del propio bando. Este tipo de incidentes suelen estar producidos por errores, casi siempre humanos, debidos normalmente a fallos en la identificación del objetivo. Dentro de las naciones de la OTAN se suele identificar a estos incidentes con el término azul contra azul (azul es el color de los aliados en la OTAN y el naranja se reservaba para las tropas del Pacto de Varsovia). También se usa el término fratricidio, aunque erróneamente, pues el fratricidio es a propósito y el Fuego Amigo siempre es accidental.
Con este neologismo se conoce a la jerga nacida y alimentada durante la guerra de Vietnam.
La guerra desarrolló un lenguaje propio. Era una mezcla de terminología militar, del argot de los infantes de la Segunda Guerra Mundial y Corea, y de la jerga propia de los negros de Harlem.
Acid: (ácido) LSD, droga alucinógena.
Agent Orange: (agente naranja) un defoliante químico.
Air Cay: caballería aérea, equipos de asalto heliportados.
Angel: un helicóptero que permanece en estacionario cerca de un portaviones para recoger a los pilotos que puedan caer al mar.
Arty: artillería.
Bad: (malo) bueno.
The Bell Telephone Hour: (la hora de la Bell Telephone) el "interrogatorio" o tortura de sospechosos del VC utilizando descargas eléctricas generadas por un teléfono de compaña.
Send and mothefuckers: (emboliados y jodidos) atacar a ciegas.
Big boys: (chicos grandes) la artillería.
Bird: (pájaro) cualquier aeronave.
Blood: (sangre) un negro, por hermano de sangre.
Blooper: un lanzagranadas M79, también conocido como "thumper" (machacador).
Bode: camboyana.
Bogart: adicto o la marihuana.
Bolter: (escapado) un avión que pierde el cable de frenado cuando aponta en un portaviones.
Boonies: de "boondocks", región rural remota.
Boot: (bota) un recién llegado del campamento de las botas, o de instrucción de reclutas.
Bouncing Betty: (Betty la saltarina) una mina detonada por alambre y diseñada para explosionar a la altura de la ingle.
Brown Water Navy: (Armada de Aguas Marrones) unidades de la Armada norteamericana destinadas a operar en las aguas del delta del Mekong.
Bush: (selva) cualquier lugar fuera de la base donde se podía establecer contacto con el enemigo.
Lenguajes de guerra
“Mamá, me voy a la cama que mañana tengo un levantón”. “Quizá porque asesinato es una palabra muy fea –explica el antropólogo y periodista Luis Fernando Roldán Quiñones-, los que se ganan la vida con la muerte siempre encuentran la forma de alumbrar nuevas palabras para definir sus actividades”.
Por eso, para Roldán Quiñones, “levantón suena raro, pero es mucho mejor que explicar a una madre en qué se va a ocupar la jornada.
En realidad, significa secuestrar a un rival para torturarlo y descerrajarle un tiro a quemarropa”. Otros ejemplos aclaran el panorama: “desayunar con la noticia de que eres un borrado es más fácil de digerir que estás muerto, y que te llamenmanchado parece preocupar menos que la certeza de que estás señalado para que te ejecuten”, agrega el periodista.
El parlache El último elemento es la inclusión del habla cotidiana de las barriadas o el llamado “parlache”. Este se define como “un lenguaje metafórico sin estética pero con un profundo sentimiento de dolor y de tristeza. Muy fonético, sonoro y musical” (Rodas).
El parlache hace evidente mediante el lenguaje la ruptura de las estructuras sociales y el problema de la incomunicación entre éstas. Ello le da verosimilitud a las historias del sicariato, razón por la cual es muy complejo traducir las novelas que presentan este tipo de lenguaje a otros idiomas pues “pierden fuerza”.
Entre sus recursos se encuentran la adición o supresión de fonemas (sisas, ñero), la inversión silábica (misaca), la fusión de significante y significado (Medallo, Metrallo), préstamos de otros idiomas (man), onomatopeyas (tastaseo), entre otras. Es un lenguaje que ha permeado la cotidianidad dentro de la sociedad colombiana; en la actualidad existe un diccionario de parlache con cerca de cuatro mil entradas (Castañeda, 2005a)2.
 Dentro de las novelas del sicariato su uso es frecuente como cuando Rosario le dice “güevones” a Antonio y a Emilio, cuando el narrador Fernando llama a su narratario “parce”, o cuando Ramón Chatarra comparte con el “ñero” Palogrande.
Pero la utilización de eufemismos no es patrimonio exclusivo de la oficialidad. De parte de los grupos armados también se usa este lenguaje metafórico por varias razones. La primera de ellas, por la necesidad de “normalizar” las acciones criminales para que no sean consideradas ilegales; la segunda, para lograr que a fuerza de reiteración estos vocablos se posicionen en el lenguaje común sin que se explore sus verdaderos sentidos o procedencias; la tercera, está relacionada con lo que Kurt y Katis Spillmann denominan el síndrome del enemigo, es decir, “la mirada estereotipada del otro que conlleva una polarización elemental entre buenos (nosotros) / malos (ellos) y que incentiva a la deshumanización del oponente.
Por ello, quienes comenten un crimen no pueden creer que estén ocasionando un daño irreparable a un ser humano como ellos” Spillmann (1991).
Como ejemplo de lo anterior vemos que as guerrillas convierten un secuestro en una “retención”; un robo de armas del ejército en una “recuperación”; una extorsión en una “vacuna”, o un asesinato de los enemigos en un “ajusticiamiento”.
Del mismo modo, en sus “partes de guerra” se habla de “muertos en combate” o “dados de  baja”4. Por su parte, algunos jefes paramilitares en particular “ofrecen disculpas” por su accionar y el de sus ejércitos “reconociendo” que cometieron “errores de procedimiento”, y para ello emplean, en comunicados “oficiales” dirigidos a sus víctimas, términos como  desmán” o “extravío” cuando se trata de explicar las causas que los llevaron a cometer crímenes.

Otros se valen de antisubversivas” para justificar tomas de municipios en asocio con el ejército regular; de “retención con fines políticos” para referirse a los secuestros de parlamentarios en busca de convertirlos en sus emisarios6, o de “destrucción de objetivos militares múltiples” para explicar una masacre.

Entre los paramilitares, este estilo de lenguaje eufemístico comenzó a circular con más fuerza en los comunicados y las declaraciones aparecidas en el lapso comprendido entre comienzos de 2004 y  ediados de 2007, etapa que coincide con el proceso de negociación de este grupo armado con la administración Uribe.
 En etapas previas al año 2004, por el contrario, se perciben dos estilos claros: el primero es el uso de un lenguaje más guerrerista que quizá tiene mucho que ver con el vocero que firma los comunicados “oficiales”, ya que la mayor parte de ellos están suscritos por Carlos Castaño Gil, reconocido por su actitud “poco diplomática”7; el segundo es la proliferación de términos como patria, patriota, paz, dignidad, democracia y justicia8 que se mencionan partiendo del hecho de que deben tener un mismo significado para emisores y receptores.

Esta pretensión de univocidad busca además generar alianzas y lograr la aceptación de las acciones delictivas de estos grupos armados por parte de los ciudadanos en nombre de un supuesto “bien común”.

Otra modalidad de eufemismo por partede los grupos armados es la creación de una especie de jerga interna cuyo objetivo es restringir a un grupo determinado ciertos términos para intercambiar mensajes de manera soterrada, aunque posteriormente su difusión llega tan lejos que pierden su objetivo inicial. Una función adicional de esta jerga es dar a los integrantes de estos movimientos una visión diferente del mundo y de la sociedad de la cual no forman parte.

Esto implica un angustioso llamado a expresar lo particular y a contribuir a ejercer el derecho a la diferencia de quienes hacen uso de dicha jerga, dado que en un escenario de permanente terror resulta muy difícil afirmar las identidades personales y colectivas de una manera contundente.

Aparecen entonces en las guerrillas términos como “niña” para referirse a la ametralladora, “abejitas” para designar a los niños combatientes y “pesca milagrosa”, el nombre de un juego infantil popular, para denominar a los secuestros masivos. Los paramilitares, por su parte, emplean vocablos de similares características.

Así las cosas, encontramos nominaciones como “campanitas” para designar a los menores que sirven de centinelas9.

Algunos de los disfemismos surgen en un momento histórico determinado para designar ciertos grupos sociales y se van quedando en el lenguaje cotidiano de medios de comunicación y de ciudadanos.

Hablamos por ejemplo de la denominación “bandolero” que se le asignó a la guerrilla –particularmente por parte de las fuerzas armadas– y que tiene origen en la aparición de un grupo de campesinos que no se acogieron a las amnistías decretadas durante la instauración del Frente Nacional y empezaron a operar como delincuencia común10. Bandolero por antonomasia es pues, en este contexto, un término desprovisto de connotaciones políticas; de allí la intencionalidad de quienes lo usan para calificar a los integrantes de las guerrillas.

De otro lado, tomamos la expresión “paramilitar” que designa a los integrantes de grupos armados conformados al margen de la ley, creados en principio para combatir a las guerrillas.

Este término es el que consiguió instalarse con más fuerza en el lenguaje popular, a pesar de la oposición de la oficialidad que lo consideró impreciso y denigrante para las fuerzas armadas, dado que está compuesto por el prefijo “para” que unido a militares significa “junto a los militares” o “paralelo a una organización militar” (por ello, la oficialidad los denomina “autodefensas”).

Los paramilitares también se denominan a sí mismos “autodefensas”, dado que este término les permite caracterizarse como un grupo que desarrolla una conducta de legítima defensa de un derecho propio frente a una agresión injusta.

De este modo justifican su existencia y defienden su legalidad11. En los últimos tiempos, el término autodefensa también desapareció del lenguaje oficial.

 Esto se explica por el hecho de que la administración de Uribe Vélez considera que las negociaciones con las autodefensas lograron su cometido de desarticular a estos grupos armados totalmente, por tanto, quienes ahora comenten los crímenes, a pesar de ser desmovilizados de las mismas autodefensas, ya no pueden se llamados de esta manera porque simplemente no existen, han pasado a ser “otra cosa” a la que se le denomina “bandas emergentes”.

Algunos de los disfemismos cotidianos más comunes en este conflicto armado son sin duda las palabras “terrorista” y “terrorismo”. Su instalación en el lenguaje popular y en el discurso político proviene de la imposición de una nueva dinámica mundial surgida en la etapa post 11 de septiembre, en la cual se plantea el fortalecimiento de la llamada “guerra difusa”12 que se caracteriza
por la desaparición de los límites de los conflictos bélicos, lo cual significa una extensión de la guerra en el tiempo y en el espacio.

Al igual que en casos anteriores, el uso extensivo de este término busca la justificación de una política en la cual no tienen cabida las negociaciones. Si un gobierno niega la posibilidad de reconocer a los grupos armados como combatientes13 y, por el contrario, los califica como terroristas14, se da una despolitización del conflicto, ya que con los combatientes se puede pactar pero con los terroristas no15.

Quienes se sienten señalados por estos calificativos tampoco pierden la oportunidad de asignar disfemismos similares que inco; así las cosas, los miembros de las FARC reafirman permanentemente en sus comunicados su condición de guerrilleros o de insurgentes (definidos como grupos armados organizados que actúan por la vía de las armas para modificar el orden del Estado), y atribuyen el hecho de ser catalogados como terroristas a la incidencia permanente de Estados Unidos en las decisiones del Estado colombiano16.


En eventos críticos en los cuales se produce un recrudecimiento del conflicto proliferan los discursos y las declaraciones cargadas de disfemismos por parte de todos los actores involucrados.

Como un ejemplo en donde se manifiesta con más fuerza lo expuesto, tenemos las declaraciones del presidente Álvaro Uribe Vélez el 21 de octubre de 2006 en un consejo comunal de vivienda en Cúcuta a propósito del atentado a las instalaciones de la Universidad Militar Nueva Granada en Bogotá, declaraciones en las que, entre otras cosas, oficialmente se cerró la puerta a un eventual acuerdo humanitario con las FARC.

 En este discurso, que le valió al presidente Uribe no pocas críticas, utiliza palabras coloquiales malsonantes para calificar a los guerrilleros como “fantoches”, “matones” y “mentirosos”, e incluso usa términos no castizos como “mansalveramente” con el propósito de calar en la gente común que hace uso de este lenguaje en la cotidianidad17.

Por su parte, la guerrilla de las FARC responde al discurso calificando a Uribe y a sus colaboradores con términos como “oligarquía tradicional- mafiosa”.

Desglosando esta expresión –que nos permite observar claramente un anquilosamiento en el uso del lenguaje– podemos ver en el término “oligarquía” una expresión peyorativa usada por la vieja izquierda para referirse a las clases altas; “tradicional”, que en este contexto tiene la connotación de retrógrado y retardatario, y “mafioso”, que alude a las relaciones de esta  “Noligarquía tradicional” con el narcotráfico18.

Neologismo es toda palabra de creación reciente o recientemente tomada de otra lengua, o toda acepción nueva que se le da a una palabra antigua. Los hay “de forma”, que consiste en fabricar nuevas unidades gracias a procedimientos como la prefijación, la sufijación, el truncamiento, el préstamo o el empleo de siglas, y “de sentido”, que consiste en emplear un significante ya existente otorgándole un contenido que no tenía anteriormente Chamizo (1999).
El discurso en el conflicto armado colombiano ha ido acuñando paulatinamente neologismos tanto de forma como de sentido que se instalan cada vez con más fuerza. Gracias a esto podría hablarse de la conformación de un “glosario nacional” que circula de boca en boca y de página en página  ermanentemente.

Entre los neologismos de forma podemos mencionar palabras como “narcoguerrilla”, término compuesto por un prefijo y un sustantivo que pone de manifiesto la relación de los grupos guerrilleros con el narcotráfico19; “narcoterrorismo”, que ha desplazado al término anterior y designa a grupos que ejercen el terrorismo con el patrocinio del narcotráfico; “parapolítica”, una palabra que no está pensada a partir del prefijo para (al lado de) sino a partir del término “paramilitar” sumado a “política”, en busca de hacer explícitas las relaciones entre el paramilitarismo y los políticos; “Yidis-política” para designar al proceso en el que se vio involucrada la ex congresista Yidis Medina por el delito de cohecho; “ca “boleteo”, para designar un tipo de chantaje que consiste en amenazas anónimas de grupos ilegales en busca de obtener dinero de las víctimas.

Entre los neologismos de sentido encontramos términos como “despeje”, que en el contexto colombiano significa la suspensión de la acción militar por parte del ejército en un área determinada con miras a entablar algún tipo de encuentro entre representantes del gobierno y un grupo armado, y “muñeco”, que significa muerto en el lenguaje del sicariato.

Lo que hasta este punto podemos establecer en nuestro análisis es que el lenguaje bélico que utilizan los diferentes actores involucrados en el conflicto es una parte muy importante de la estrategia de acción política en busca de generar alianzas, divisiones, pactos y condenas.

Desde el punto de vista de la oficialidad, la instalación y circulación mediante declaraciones, discursos y comunicados oficiales de una terminología orientada a despolitizar el conflicto con las guerrillas demuestra, sin duda, una clara intención de mantenerse en una posición que niega cualquier posibilidad de negociación con las FARC. Simultáneamente, el propósito del gobierno de dar estatus político a los paramilitares, a costa incluso de contradecir el principio de “democracia sin límites” que tanto ha difundido, permite ver claramente la intencionalidad de mantener acuerdos sólidos y perdurables con estos grupos.

Por su parte, las palabras que utilizan las guerrillas frente al gobierno y frente a la opinión  pública denotan una actitud beligerante permanente y un marcado tinte de anquilosamiento en una época de confrontación Este-Oeste ya superada.

Igualmente muestran una intencionalidad clara de trasmutar el significado de ciertas palabras con el fin de “normalizar” las acciones que las designan quitándoles el carácter delictivo, y una deshumanización del otro que permite justificar la comisión de delitos.

Los grupos paramilitares, entre tanto, abandonaron en un momento dado su lenguaje beligerante, debido al proceso de negociación en el que estaban involucrados. Esto los llevó a hacer derroche de expresiones que por momentos se tornaron sínicas y que tan solo buscaron justificar sus cruentos accionares, ante los ojos de la opinión pública y de las autoridades.

Concluimos además que en todos los actores del conflicto armado colombiano es común el uso de eufemismos, disfemismos y neologismos cuyo fin primordial es imponer un lenguaje metafórico, darle una naturaleza ambigua a las palabras para vaciarlas de un contenido semántico. Estos vocablos se difunden poco a poco en escenarios distintos y van conformando una especie de glosario nacional que se reproduce tanto en los medios de comunicación como en la vida cotidiana.

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Clasificación

Véase también: Español paisa
Como se ha dicho en la parte introductoria de este artículo, el parlache es una germanía. Acoge en su inventario un número representativo de palabras que están presentes en el DRAE, sin embargo en esta variedad argótica han sido resemantizadas o han sido actualizadas.21 Dado que su origen se circunscribe en el ámbito medellinense y este a su vez en la cultura de la región paisa, que tradicionalmente ha hablado una variante del idioma castellano: puede decirse que el parlache es un derivado de la variante del español hablado en Antioquia.

Fonología[editar]

Características fonológicas generales

·         La gravedad en el tono de la voz en la conversación corriente es muy notoria comparada con la altura del habla típica del acento paisa. Sin embargo, en ambos modos de hablar las frases subordinadas terminan a menudo con un tono notablemente agudo.22 23

Morfología

Características generales

El uso frecuente de la forma pronominal de los verbos, incluso muchos verbos que en la variedad patrónc no lo son. Por ejemplo: achicopalarse, amurarse, bacaniarse, destapiñarse, engolirarse, pisarse, rambotizarse, repantigarse.21

Resemantización[editar]

En este procedimiento se presenta una ampliación semántica, porque se incorporan al léxico argótico palabras ya existentes pero con nuevos significados. En algunos casos estas palabras sufren varios procesos de resemantización y también sucede que cambian de categoría gramatical.21 Por ejemplo
Categoría gramatical
Vocablo
Verbos
aforar, agitar, amarrar, arrugar, barajar, boletear/~iar, brincar, cabalgar, cabrear/~iar, cachar, carroñar, chutar, dañar, entubar, fumigar, ganar, insolar, ligar, mascar, patrocinar, timbrar, tumbar, zafar,
Sustantivos
adobe, aeropuerto, aguja, amarrado, animal, ascensor, baile, caneca, carriel, cascado, cocina, doblador, figurín, filo, finca, gaga, manca, merca, muñeco, piñata, pirata, teléfono, tropel, vacuna
Adjetivos
abeja, agrio, alzado, anestesiado, arañado, avión, bandera, banderola, biblia, cajeto, calidoso, casposo, chimba, chupón, conejero, enamorado, escaldado, frentero, iluminado, mamón, marrano, pajizo, pasta, pecoso, perro, piloso, plumero, podrido, prendo, primo, puyón, roncón, sabroso, trabado, verde,
La mayoría de los verbos resemantizados en parlache se presentan en seis campos semánticos:
Vida cotidiana — Muerte — Violencia — Estupefacientes — Sexo — Cárcel — Robo
En total, son ciento veintiséis verbos que han llegado al parlache por esta vía. Si agrupamos muerte, violencia, estupefacientes, cárcel y robo, cuatro ejes temáticos relacionados y caracterizados por la trasngresión y violencia, tendríamos allí ubicados la mayoría de los verbos que entran al parlache a partir de la resemantización. Por ejemplo: «abrirse». Unos cuantos son creaciones, por ejemplo destapiñarse, que significa «despatarse, hacer evidente las inclinaciones homosexuales»; verbo este que no se encuentra en niguno de los diccionarios como son el DRAE, el Diccionario de argot de Julia Sanmartín, el Diccionario ejemplificado de argot de Ciriaco Ruíz y el Vocabulario ideológico del lunfardo de José Gobello.21

Revitalización

Este proceso se da en el castellano y es muy utilizado en parlache, en un proceso de incorporación en el mismo sentido que se actualiza o revitaliza palabras que habían caído en desuso, pero que estaban latentes en la cultura popular. Por ejemplo: la palabra pelle o peye que no aparece registrada en el DRAE, pero sí elDiccionario de colombianismos de Tobón Betancourt (1997; p. 273), com un adjetivo despectivo que se usaba para hacer referencia a una prenda de vestir desgastada. En parlache es una palabra que se usa también como despectivo para insultar a alguien o para referirse a un animal u objeto en mal estado. La palabra toparse, que significa encontrarse con alguien, dejó de usarse en el lenguaje urbano de Medellín pero es de común usanza en los serctores rurales.

Categoría gramatical
Vocablo
Verbos
achantar, apadrinar, coronar, cranear, enjaular, estrellar, hundir, madrugar, quiñar, rebotar.
Sustantivos
animal, arrechera, chiney, chocha, guandoca, guaro, pachanga, padrino, puchito, puntazo.
Adjetivos
aborto, agringado, caído, carcacha, fafarachero, fariseo, garulla, gato, pintoso, pirata.

Breve vocubulario[

Artículo principal: Glosario del parlache
A continuación una breve muestra de algunos vocablos que se encuentran en el parlache.24
Palabra
Significado DRAE
Connotación en parlache
caspa
(De or. inc., quizá de or. prerromano)
1.   f. Conjunto de escamillas blancuzcas que se forman en el cuero cabelludo.
(Resemantización)
1.   f. Lo que sobra, lo inútil, lo inservible.
2.   f. Sin valor.25
caramelo
(Del port. caramelo, carámbalo, caramelo)
1.   m. Azúcar fundido y endurecido.
2.   m. Golosina hecha con caramelo y aromatizada con esencias de frutas, hierbas, etc.
(Resemantización)
1.   adj. Escaso, particular.
2.   adj. Tonto.
3.   adj. Poco frecuente.26
mero
mero2, ra. (Del lat. merus).
1.   adj. Puro, simple y que no tiene mezcla de otra cosa. U. en sentido moral e intelectual.
2.   adj. Insignificante, sin importancia.
(Resemantización por antífrasis)
1.   adj. Relevante, de gran importancia.27
pasta
(Del lat. pasta).
7.   f. Encuadernación de los libros que se hace de cartones cubiertos con pieles bruñidas y por lo común jaspeadas.
8.   f. Carácter, modo de ser o disposición natural de una persona. Antonio es de buena pasta.
9.   f. Porción de oro, plata u otro metal fundido y sin labrar.
10. coloq. dinero (‖ moneda corriente).
11. coloq. dinero (‖ hacienda, fortuna).
(Resemantización)
1.   adj. Bello, bonito.
2.   adj. Llamativo por su belleza.28

 

 

LISTADO DE COMBOS DE MEDELLÍN
COMUNA 1 (SANTO DOMINGO)
1). “La Silla”. 2). “El Hoyo de San Pablo”. 3). “La 29″. 4). “La Avanzada”. 5). “Los Triana” *. 6). “La 38″. 7). “Los Terranovas”. 8). “El Filo”. 9). “Los Chicos Malos” (de la vía a Guarne). 10). “La Torre” o “La 107″. 11). “La Galera” (reducto).
COMUNA 2 (SANTA CRUZ)
1). “Los Triana” *, que absorbieron a los pequeños grupos, como “El Sinaí” y otros.
COMUNA 3 (MANRIQUE)
1). “Barrios Unidos”. 2). “El Pomar”. 3). “El Hoyo”. 4). “Balcones de Jardín”. 5). “Oficina de Trasmayo”. 6). “Versalles”. 7). “La Terraza”. 8). “Los Terribles”. 9). “San Blas”. 10). “La Salle”. 11). “El combo de Motor” (reducto). 12). “La Guyana” o “El combo de la Yegua”. 13). “El Combo de La Vaca”. 14). “Cuatro Esquinas” o “Combo de Luisito”. 15). “La Viña”. 16). “La Marina”. 17). “La Batea”. 18). “La 43″. 19). “La Cruz” o “La Honda”. 20). “La Arboleda”.
COMUNA 4 (ARANJUEZ)
1). “El Cristo”. 2). “Palermo”. 3). “El Pueblo” o “Pueblito”. 4). “Los Calvos” (reducto). 5). “La Oficina de Campo Valdés”. 6). “Moravia”. 7). “Los Gomelos”. 8). “Plan de la Virgen” o “Miranda”. 9). “Los del Alto”.
COMUNA 5 (CASTILLA)
1). “Los Mondongueros”. 2). “Los Bananeros” *. 3). “Los Lecheros”. 4). “Belalcázar”. 5). “Alfonso López”. 6). “Franzea”. 7). “El Ventiadero” *. 8). “La Prefa”. 9). “Los Matecañas” *. 10). “Pico Pico”. 11). “El Hueco de La María”. 12). “El Hueco de La Candelaria”. 13). “La 40″. 14). “La 70″. 15). “Córdoba” *. 16). “Los Edificios”. 17). “La 26″. 18). “La Paralela”. 19). “La Fe”. 20). “Florencia”. 21). “Pájaro Azul”.
COMUNA 6 (DOCE DE OCTUBRE)
1). “La Oficina del Doce”. 2). “El Chispero”. 3). “El Polvorín”. 4). “Los Machacos”. 5). “La Imperial”. 6). “Los Ototos”. 7). “Los Rieles”. 8). “El Baratón”. 9). “París” o “La 402″*. 10). “La Conejera”. 11). “Los Matecañas” *. 12). “La Calle del Silencio” (reducto). 13). “La Calle del Pecado” (reducto). 14). “Los Negritos”. 15). “Los Tatos”. 16). “El Plan” o “Jardín”. 17). “San Martín de Porres”. 18). “Los Chichos”. 19). “Picacho”. 20). “Los Ranchos”. 21). “La 78″. 22). “La Invasión”. 23). “Los Bananeros” *. 24). “El Pino”. 25). “Kennedy”. 26). “El Ventiadero” *. 27). “El Bulevar”. 28). “La Pradera”. 29). “Santander”. 30). “La Torre”. 31). “Cruz Roja”. 32). “Los Broster”. 33). “Los Buchepájaros” (reducto). 34). “Cotranal”. 35). “Los Cachorros”. 36). “La Platanera”.
COMUNA 7 (ROBLEDO)
1). “El Acopio”. 2). “Los Montunos”. 3). “El Morro”. 4). “Bello Horizonte”. 5). “Villa Flora”. 6). “Curazao”. 7). “La Huerta” *. 8). “Aures”. 9). “Villa Sofía” o “El Diamante”. 10). “Córdoba” *. 11). “La Campiña”.
COMUNA 8 (VILLA HERMOSA)
1). “La Roja” *. 2). “La Libertad”. 3). “La Mansión”. 4). “Los Conejos”*. 5). “Los Praga”. 6). “Villa Hermosa”. 7). “13 de Noviembre”. 8). “San Antonio”. 9). “La Sierra” *. 10). “Villatina”. 11). “Caicedo”. 12). “La Cañada” o “Tres Esquinas”. 13). “Las Granjas”. 14). “La Torre”. 15). “La Bombonera”. 16). “La Arenera”. 17. “Morro Chispas”. 18). “Los Negritos”.
COMUNA 9 (BUENOS AIRES)
1). “Barrios de Jesús”, “Los BJ” o “Los Chamizos”. 2). “Ocho de Marzo”. 3). “La Milagrosa”. 4). “La Roja” *. 5). “Caicedo” *. 6). “Los Conejos” *. 7). Las Palmas.
COMUNA 10 (LA CANDELARIA)
1). “Convivir El Raudal” o “Rojas Pinilla”. 2). “Convivir La Bastilla”. 3). “Convivir La Bayadera”. 4). “Convivir Niquitao”. 5). “Convivir San Antonio”. 6). “Convivir El Hueco”. 7). “Convivir Alhambra”. 8). “Convivir La Veracruz”. 9). “Convivir Juan del Corral”. 10). “Convivir El Chagualo” (reducto). 11). “Convivir Bolívar” o “Barbacoas”. 12). “Convivir El Incendio”. 13). “Convivir Samaritano” (reducto). 14). “Convivir San Benito”. 15). “Convivir Cisneros”. 16). “Convivir Cundinamarca”.
COMUNA 11 (LAURELES-ESTADIO)
1). “La Iguaná”.
COMUNA 12 (LA AMÉRICA)
1). “Combo de Niza” o “Los Tobón”. 2). “El Coco”. 3). “Barrio Cristóbal”. 4). “El Pesebre” o “Los Pesebreros” *.
COMUNA 13 (SAN JAVIER)
1). “Peñitas”. 2). “La Loma” *. 3). “San Pedro”. 4). “La Agonía”. 5). “Los Paracos del Morro”. 6). “La Torre”. 7). “Reversadero del Dos”. 8). “La Sexta”. 9). “Los del Seis” o “Los del Hoyo”. 10). “La Quiebra” o “Juan XXIII”. 11). “La Divisa”. 12). “El Pesebre” *. 13). “Cuatro Esquinas”. 14). “Plan del Che”. 15). “Curvitas”. 16). “Combo de La Boa” o “La 115″. 17). “La Luz del Mundo”. 18). “Altos de San Juan”. 19). “Altos de la Virgen”. 20). “La Gabriela”. 21). “La Pradera parte alta”. 22). “Santa Rosa de Lima”. 23). “La Pradera”. 24). “Metropolitano”. 25). “Eduardo Santos”. 26). “Los Conejos”. 27). “Los Picúas” (reducto). 28). “El Salado”. 29). “Los del Uno”. 30). “El Chispero del 20″. 31). “Betania”. 32). “Guadarrama”. 33). “Plan de Foronda”. 34). “Los Pirusos”.
COMUNA 14 (EL POBLADO)
Sin combos locales identificados.
COMUNA 15 (GUAYABAL)
1). “La Raya” *. 2). “El Bolo”. 3). “La Baranda”. 4). “La Colinita”. 5). “Cristo Rey”. 6). “La 24″. 7). “El Coco”. 8). “Alexpin”. 9). “Planeco”. 10). “La Pesebrera”. 11). “La 68″. 12). “San Rafael”. 13) “El Hueco”. 14). “La Licorera”.
COMUNA 16 (BELÉN)
1). “Zafra”. 2). “Barrio Bolsa”. 3). “El Ñeque”. 4). “San Bernardo” o “La Playas”. 5). “La Violetas” o “Los Violeteros”. 6). “Las Mulas”. 7). “Los Joaquinillos”. 8). “Aguas Frías” (reducto). 9). “El Hueco de San Pablo”. 10). “La Capilla”. 11). “Sucre”. 12). “Fátima”. 13). “El Amarillo”. 14). “Belén Rincón” o “La Sintética”.
CORREGIMIENTO ALTAVISTA
1). “Los Chivos” (reducto). 2). “Los Pájaros” o “Buenavista”. 3). “La Perla” o “Los Chemines” (reducto). 4). “Los de La 14″ *. 5). “La Lágrima”. 6). “La Mano de Dios” o “Los Negritos”. 7). “Manzanares”. 8). “Nuevo Amanecer”.
CORREGIMIENTO SAN ANTONIO DE PRADO
1). “Los Chicorios”. 2). “Las Bifas”. 3). “La Oculta”. 4). “Santa Rita” (reducto). 5). “Los de Mi Casita”. 6). “Naranjitos”. 7). “Los Salinas”. 8). “Los de La 14″ *. 9). “Aragón”. 10). “Aragón”. 11). “Barichara”. 12). “Eduardo Escobar”. 13). “La Pradera”. 14). “Cantarrana”. 15). “La 13″. 16). “Los Halcones”. 17). “Pallavecini”.
CORREGIMIENTO SAN CRISTÓBAL
1). “La Huerta” *. 2). “San Pedro”. 3). “La Aurora”. 4). “El Llano”. 5). “Las Flores”. 6). “La Montaña”. 7). “Bellavista”. 8). “La Loma” *. 9). “Los Nenos”.
CORREGIMIENTO SANTA ELENA
1). “La Sierra” * (en la vereda Media Luna).
El Inspector.
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