martes, 10 de julio de 2012

Jorge

- Hay tantas cosas para hacer, pero ya le voy a atender, espere un momento por favor-, clavando sus negros ojos cansados, detrás del mostrador, luciendo su cara de niño mimado, dibujando en sus rosados labios,  esa tierna sonrisa que juega con la prisa.
 
JORGE
Hombre de impecable vestido,
exhibiendo sus atributos de contador,
siempre moviendo la información,
esperando al cliente comprador.
Corbata de sobrio color,
rostro amable, mirada intachable,
viviendo con orgullo de su profesión,
regalando siempre su sonrisa amable.

Deme su número de cédula por favor.
¿Y cómo le está yendo en su trabajo?,
 ¿y cómo está su mamá?,
así Jorge deja en su silla el tiempo pasar.

Corbata anudada de sobrio color,
rostro agradable, de aspecto confiable,
ejerciendo con orgullo su profesión,
paciente recibiendo al que llegó  adelante.

Diego y Jorge Luis,  los billetes en su banco,
sin prisa han visto deshojar,
mientras la crisis reduce los saldos,
ellos van sosteniendo el flujo para no quebrar.

Acompañado de dama  vestida de algodón,
luciendo el traje sobriamente elegante,
eterna en su caminar, con corte de toda ocasión,
a Jorge es el único que de soslayo atrapa al instante.

Con una barquita de papel,
Jorge, a punto de naufragar,
en su recinto de silla largamente gris,
trozos de valor ha visto llegar y pasar.