¿A cuántos más te quieres en tus garras llevar?
¿Por qué nos tienes aterrorizados, acaso no te ha llegado el momento de partir
para que en esta tierra dejemos de sufrir?
Malicioso y picaron,
valiente Coronavirus,
eres capaz de llevarte
desde el más grande, al más
pequeño
antes de madrugarse.
Viniste para quedarte,
para encerrarnos en
casa sin compasión,
te pegas de todo y nadie
ha
podido decirte adiós.
Hurgas acechante y meticuloso
los bolsillos, quiebra negocios,
rompes abrazos, besos y caricias,
poniéndole fin a matrimonios y socios,
reviviendo la tragedia de la terrible
Bastilla.
Diminuto, invisible, silencioso.
intruso que ataca por sorpresa,
de todo y todos te hace dudar,
nunca sacias tu apetito, te los llevas
al más allá sin despedida ni ajuar.
Ahhh!!! Virus intruso nos has confinado
tras una pantalla, nos has virtualizado,
nos atrapas, despojándonos de la realidad,
arrasaste con las rutinas aprendidas,
encarcelándonos en nuestro propio hogar.
El trabajo también quedó en casa,
el maltrato se hizo humano y animal,
la guerra esperaba en la esquina
la violencia en los dientes contenida
el tapaboca silenciando a todos no unía.
Llevaste la escuela a la casa, a la alcoba o a la sala,
dejaste sin enseñanza a los niños del campo
y a los
que no tuvieron internet, whatsapp, un
celular
o computador; ágil robaste a los niños la
alegría
de
copiar, leer, saltar, bailar y en
descanso jugar.
Selectivo como ninguno, te ensañas en la fragilidad humana,
prefieres llevarte los pobres y enfermos del capitalismo,
acoges a los citadinos, mayores, sin defensas y diabéticos,
te vas y regresas, has respetado las islas del lejano Pacífico,
dividiste la historia, dejas sin aliento, navegando en sotavento.
Ya nos cansamos de tu terrible visita,
ya no te queremos más en este planeta,
déjanos
volver a disfrutar de las fiestas,
a recorrer esta tierra con tranquilidad,
que retorne la felicidad y se vayan las
deudas.
Respóndeme malvado Corona, de dónde has salido?
¿Cuánto tendremos que esperar para que la
vida en un
santiamén se vuelva a normalizar y volvamos a gozar?
¿Cuántos científicos, vacunas y santos se
necesitan
para que en este otoño del 2000 nos dejes en paz?
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