sábado, 11 de julio de 2020

Jardines del recuerdo

Jardines que evocan llanto
escapados de una adolescencia
entre guaduas, saltando las piedras
de una quebrada.

Añorando amores de cuentos
de hadas que redimieran dolores
atrapados entre montañas.

Juncos abrazados de  esplendorosos árboles
dejando caer sus frutos
papayos, mandarinos, chachafrutos
 guanábanos, zapotes, 
ciruelos, naranjos, tomates de árbol, 
todos juntos, erigiendo sus copos a los cielos.

Guaduales tapizando la tierra,
 y arriba de rama en trama, 
el coro de los pájaros del atardecer,
 saltando a sus nido,
llevando la última ración a sus críos, 
antes del oscuro atardecer.

Y el festín de la noche
 con un millón de estrellas
 danzándole a la luna
que dibujaba  mi sombra,
 antes  de  ser cobijada
 por las nubes,
 o sorprendida por el sol  
de otro  hermoso amanecer.

Jazmines perfumando 
y embriagando el cielo todo,
la brisa agitando mis cabellos,
la noche apresurando 
las últimas brazas,
 dejando  escapar el humo 
con un dulce olor a café.

Ya las vacas braman  
reclamando su ternero, 
los perros ladran al visitante,
¡ha llegado el nuevo día!

Y ese enciende en casa 
el nuevo amanecer,
 gritos,  trajines, el agua del aljibe
 sorprende con los lotos florecidos,
 aún no es tiempo de llorar.

 Sigue en tu recuerdo, 
y olvida que hubo luto,
 que el nido ya es viejo,
que sus pajas se las llevo el viento
que  las flores solo quedaron 
en el recuerdo 
de un hermoso  
y adolescente amanecer.