miércoles, 1 de enero de 2014

Hurto de las tapas de alcantarillas

El hurto de las tapas de alcantarillas debe ser un asunto de preocupación pública, por las implicaciones de inseguridad que genera sobre la población que a diario circula por la ciudad, riesgo similar a las minas antipersonales;  en un segundo se puede perder la vida,  como la menor que en Bogotá cayó a uno de estos huecos, finalizando el 2013,  donde se había hurtado la tapa de ésta, apareciendo la menor,  después de larga  y exhaustiva búsqueda,  en las aguas del río Tunjuelito, descubierta por un habitante de calle; cuánto debió sufrir esta menor,  si cayó viva a este hueco, máxime que por estos huecos circulan las heces y aguas negras de la ciudad.

Cuánta preocupación e incertidumbre  se genera  para los  padres, el tener que enviar  a sus hijos a los colegios,  por vías que representan un peligro para su integridad personal, sin que nadie responda, en el evento  de que  algo les llegase a ocurrir, porque igualmente podrían salvarse,  pero quedar inválidos. Estos  huecos representan un peligro,  tanto  para humanos como para los  animales que las transitan.

Quien hurta dichas tapas,   debe acumular fortuna con ellas, es así que cada vez desaparecen más tapas,  sin importar el material con el que se las fabrique;  algunas tapas de Empresas Públicas de Medellín,  aparecieron en algún momento,  en  México, es decir,  no sólo hay redes internacionales para traficar con seres humanos,  sino también  para traficar con las  tapas de las alcantarillas, ello pareciera ser un negocio rentable,  porque no se escapa país donde las hurten, ni barrio, menos aún,  clase social que se escape de estos desmanes,  ni que no resulte en riesgo por el hurto de las mismas.

Así como se ha ido mitigando el alto número de abusos  sexuales con  menores,  aumentando la pena,  para este tipo de conductas punibles, de la misma manera,  se deben aumentar las penas  a quien hurte las tapas,  y al receptor,  es decir,  a quien las compre, guarde o trafique, atendiendo al peligro,  que con tal acto delincuencial   generan para  el colectivo.

Este  delito se comete con dolo eventual, como quien coloca una bomba o explosivo, con  tal conducta, se  asume que puede morir o lesionarse un número indeterminado de personas,  y sin embargo, se  comete la conducta.

El hecho punible se comete igualmente,  con  alevosía, planeado con anterioridad minuciosamente, de tal manera que hay quien vigila,  y quien la hurta con equipos especializados (concierto para delinquir), en algunos casos se auxilian de habitantes de calle, los cuales poseen  información completa  sobre el movimiento del sector, los riesgos y la forma de camuflarse para pasar desapercibidos.

 La ausencia de tapas en una autopista o vía arteria,  pone en peligro a motociclistas;  que peligroso resulta,  que donde pisaste ayer al atardecer,  a la mañana siguiente,  mientras te entretienes tomando una fotografía o mirando tu celular,  resultes con tu pie atorado y herido en un hueco de éstos, ello,  en el mejor de los casos.

Para la población invidente, con movilidad reducida y dificultades  similares, si que representa un serio peligro, ya muchos de ellos se han accidentado, quedando  con graves secuelas.
No es dable que el Consejo de Estado Colombiano o entidades  de estatus similar, nacional o internacional,  nieguen la responsabilidad civil extracontractual en estos eventos y circunstancias específicas,  bien frente a la empresa prestadora del servicio,  ó el  mismo estado;  cabe la pregunta, ¿entonces qué garantía, protección  y valor tiene la vida del ciudadano en las calles?  Negar tal responsabilidad,  es permitir que el fenómeno  se siga dando, y peor aún,  se agrave.

La empresa prestadora de servicios,  debe abrir líneas para informar donde se han hurtado tapas y tiempos límites para proceder a la correspondiente reparación;  que no ocurra como sucedió en cercanías a la universidad de Antioquia y sector próximo a la Minorista,  donde nunca se atendieron los reiterados llamados de aviso sobre peligrosos huecos en la vía, y estos sólo fueron  tapados con los escombros que caían de las demoliciones, producto de obras civiles,   después de transcurrir aproximadamente 3 años.

Se requiere por sectores tener vigilancia nocturna, cámaras que permitan detectar,  no sólo el hurto,  sino el estado de las vías, dar recompensas por informar sobre estas redes delincuenciales que trafican  con la vida y seguridad de los pobladores,  mediante el hurto de las tapas de alcantarilla. Igualmente se requiere crear investigadores que se ocupen de seguirle el paso a estas redes, la misma ley provee para situaciones como estas,  la figura jurídica  de los agentes encubiertos.

Cuando  estos delincuentes se toma un sector para el huerto,  todos los días se van llevando una y otra tapa,  pero como no hay seguimiento, se repite la metáfora de  los roedores con el sebo del queso en las noches, que avanzan hasta que el amo de casa hace algo, ¿Qué harán nuestros administradores estatales frente a esto, esperaran a que el problema se agrave,  y se pierdan más vidas?, quien las depreda lo hace sin compasión y frente a ellos,  debe caer todo el peso de la ley.

 Todo tiempo que se tarde en asumir esta importante problemática social,  será a favor del delito y en contra de la integridad de la población. A nivel de foros, cumbres  y gobiernos internacionales,  se deberán buscar soluciones conjuntas a estas problemáticas;  como decía un juez argentino,  resolviendo un caso de estos en su país, “…hoy es la tapa de alcantarilla la que falta, la hurtaron porque querían su preciado metal, mañana puede ser tu reja o puerta metálica la que falte”.

Los tiempos cambian,  al igual que sus valores, las leyes deben abrirse siguiendo este planteamiento,  adecuarse para combatir las nuevas modalidades delictivas, gracias a esta gran falla jurídica,  se amparan las grandes redes delincuenciales, que tiene pericia y se forman y asesoran  para evadir la acción penal, frente a ellos ninguna tapa por pesada, valiosa, obsoleta o sencilla que parezca,   les quedará corta.

Tampoco es de asombrarse que muchas redes internacionales tengan miembros de las mismas,  estudiando criminalística, ciencias forenses y similares, para salirle adelante a la justicia,  esto y situaciones similares,  sostienen  los imperios de la corrupción que carcomen las sociedades que vivencian las crisis del capitalismo actual.

Habría que preguntarle a Lucio Tarquino Prisco, a Marco Vipsanio Agripa,  al pensativo,  Tito Livio, quienes ordenaron las primeras obras de alcantarillado del imperio romano en el año  600 A.C. “Cloaca Máxima”,  obra pública, construida  mayormente,  gracias a la dirección de ingenieros etruscos y al trabajo semiforzoso de grandes cantidades de obreros provenientes de las clases más pobres de la ciudadanía romana, ¿cómo podría resolverse el hurto de estas tapas?, máxime que ellos fueron los que nos legaron las leyes,  con las cuales les podemos judicializar.