sábado, 30 de junio de 2012

Gente que viene y que va


Gente que viene y que va, sin detenerse un instante, de acá para allá; sin holgar a descansar, hormigas fabricando su montículo en verano, abejas  alimentando su panal en invierno, prodigándose   el pan, asegurándose el fututo que vendrá, dibujando en cada paso su estatua imponente, dejando con descuido que en cada espacio de su ciudad,  se sienta lo que en su majestuosa alma se siente. 

GENTE QUE VIENE Y QUE VA 

Gente de cualquier país  o nación,

de esa que le madruga al sol,

de las que trabajan con tesón

para regalarse una existencia mejor.


Gente de cercanas tierras, de África o de  América,

gentes de lejanas tierras, de Oceanía,  Asia o  Europa,

anidando, hilando, sembrando su cosecha,

para que sus ilusiones nunca se rompan.


Ramillete de todas las flores,

sin importar sus heredades,

gente de todos los colores,

dejando que sus sueños viajen.


Gente que en el alma de un pueblo

se siente en sus versos y desvelos

cuando sus pies en las mañanas

laborosas transitan sus suelos.


Gente,  obra de arte del Creador,

fuego, aire arena, bosque fresco,

sin réplica en ninguna otra nación,

dando forma al sentimiento diverso.


Gente con el aroma de ancestros,

termales de cálidos manantiales

puñados de oro, dando su destello,

manos firmes de abrazos cordiales.


Gente que en la entraña con fuerza se siente,

torrentes deslizándose afanosos, transitando

a ese pueblo que recorre terrenos agrestes,

raza que sus sueños,  día a día va construyendo. 



¿De dónde será esa bella gente?

que se dibuja en el cristal de su ciudad?

¿De dónde serán sus sueños que transitan en su caminar?

¿De dónde serán esas tiernas manos que madrugan a trabajar?

¡De Medellín!, si de Medellín, esa es su ciudad.